Capítulo 7

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Recuerdo como solía estar el primer año, no solía con vivir con mis compañeros y en el primer día me equivoqué de salón por un alumno que teníamos el mismo apellido, eso fue raro porque nos solían decir los maestros que somos hermanos, y no es así, ellos lo tomaban como si fuera algo divertido, pero yo me sentía incomoda que nos comparaban pero ellos creían eso porque no es común que dos descosidos tengan el mismo apellido, a lo mucho un apellido será común con otros, pero ambos teníamos los dos apellidos igual después, de tres días de a ver ingresado a la escuela, un profesor se percató de ese detalle y me alegro que al menos uno de ellos no se lo tomo como algo de que reírse, al investigar resultó que mi salón era otro, me sentí mal por al verme equivocado así, ya que pensé que era culpa de él pero todo este tiempo, solo me sentía enojada por las comparaciones que nos asían.

Los días pasaron. Cuando llegué a la escuela, habían cancelado clases por una tormenta que se aproximaba. No tenía teléfono para contarles a mis padres y decirles que ellos vienen por mí, así que tuve que caminar hasta mi casa. Después de unos minutos, al estar caminando y ver los autos pasar, me llegó un pensamiento, nada positivo. ¿Qué pasaría si ya no estoy aquí?

Al pensar eso, solo imaginaba a mi familia; sería mejor si ya no estoy aquí. Al ver los autos pasar, me esperé a que el semáforo cambiara para poder cruzarme. Vi un charco cuando bajé la mirada al ver caer un par de gotas frente a mí. No sé qué dirán mis padres por esto que pasó en la escuela, pero es la primera vez que pienso algo así. Me pregunto si todos llorarían por mi muerte, o sería mejor para mis padres que ya no les estorbe.

Sentí como jalaron de mi mochila; el fuerte jalón me hizo que tropezara y sentí como alguien me sujetó. Qué vergonzosa situación.

—¿Estás bien? —Al verlo, es un chico que tiene el mismo uniforme de mi escuela. Al percatarme de que pasó bien, yo iba a suicidarme.

—¿Cómo te llamas? —me ayudó a pararme; me sentí muy apenada por esta situación y que haya tenido que ver eso.

—Saray, pero muchos dicen Sara y tú.

—Liam, ¿de qué grado eres? —me sentí muy avergonzada por lo que iba a hacer, pero una parte de mí anhelaba hacerlo.

—Soy de primer año. ¿Y tú?

—Segundo, ¿vives por aquí cerca? —Es alto, su cabello es corto, pero se le notaban algunos mechones ondulados algo corto color negro.

—Sí. ¿Y tú?

—Sí, es raro, no había visto a alguien de la escuela que viva por estos rumbos más que yo —me dijo dándome una sonrisa; en ese momento solo quería llorar.

Estuvimos platicando todo el trayecto. Se ofreció a llevarme hasta mi casa; me sentí avergonzada al hacer eso y más por mis padres, qué dirán ellos. Son muy estrictos y más cuando se trata de que tenga amistades masculinas; de solo pensarlo, sentí miedo.

Después de eso nos encontrábamos en la escuela y pasábamos cada vez más tiempo juntos; ya no me sentía tan sola. Además, mi madre lo conoció, y saliendo de la escuela le dábamos raite hasta su casa; solo son cuatro cuadras de diferencia de donde vivimos.

Cuando entré en el segundo año, no supe nada de él. Me gustaría saber qué le pasó, saber algo de él. Lo extraño, sentí una profunda tristeza, soledad. Sea donde sea que esté, espero que esté bien y que podamos encontrarnos algún día.

Es extraño recordar esto, pero sé que él me entendió por lo que pasaba; más que otros, este es mi secreto: que me quise suicidar más de una vez y él siempre intervino. Él me ayudó más que otros en esos momentos a no intentar hacer algo así. Me alegro mucho de que él no me llegara a preguntar o regañarme por qué lo iba a hacer, aquel día no me juzgó por eso; él me trató muy bien. Recuerdo bien que él me hacía reír mucho. Lo extraño demasiado, pero solo me quedan esos recuerdos de él.

Sentí algo al tocar mi mejilla; está llorando otra vez. Solté el lápiz y dejé de escribir en el libro. No creí que fuera tan doloroso recordar esto, pero no es solo un recuerdo, son los sentimientos que creí que había olvidado. Esto no es así; estos sentimientos regresaron. Sentía este dolor en mí, solo quería gritar de impotencia. Tal vez yo lo canse de quererme, de estar cuidándome todo el tiempo, por tener esos pensamientos de quitarme la vida. Tal vez yo fui quien lo distanció; yo fui la causante de esto y se cambió de escuela. No sé qué habrá pasado, pero quisiera saberlo.

—Tranquila, llora todo lo que quieras —escuché a Mika. Es extraño que recuerde este, ¿por qué lo recordé ahora?

No puedo más, le subí a la música, para que no escucharan que estaba llorando.

—Es doloroso, ¿sabes? En el verano perdí a mi hermano poco antes de entrar al segundo año de secundaria, y... —Me tomé varios segundos para relajarme y tratar de controlar mis ganas de llorar —quería verlo y contarle, pero... —Me mordí mi labio, me levanté, caminé de lado a lado tratando de controlarme, mirando el techo, hasta que escuché a Mika decir algo.

—Lo lamento.

—¿Por qué te lamentas? —Me estaba alterando mucho más con lo que me dijo, así que fui a tomarme una ducha al ver su rostro cuando le respondí así.

Al menos me alegro de que tenga mi propio baño. Al entrar y sentir el agua, solo lloré. ¿Cómo es que siento esto tan fuerte, este dolor? Tardé más de lo normal en la ducha. Al salir, en mi cama agarré mi almohada y grité poniendo mi cara en ella. Después de ver la hora, ya es tarde y mañana tengo que levantarme temprano para ir a la prepa.

—Mika —dije, acercándome a ella—, ¿mañana puedo continuar con esto, por favor? Y perdón por gritarte. —Estaba avergonzada por haberme comportado así. 

-si

—Gracias. —Me puse mi pijama, luego limpié el escritorio. Al cerrar el libro, volvieron esas enredaderas, como estaban al principio cuando le quité ese envoltorio. Aún no tenía sueño, así que apagué la música y traté de no pensar eso, así que tomé mi laptop y me puse a jugar Minecraft. Dejando a un lado de mí el libro, después de un rato traté de dormir.

Hace tanto tiempo que pasó esto de Liam; lo sigo extrañando al igual que a mi hermano. Sentí otra lágrima, traté de controlarme y morderme la lengua para no volver a llorar.

Pero es difícil, no supe qué le pasó con Liam, creía que nos veríamos al volver, pero no fue así. Aún desconozco qué le pasó; me gustaría poder saber algo, lo más mínimo.

Al ver mi brazo, recordé cómo él solía levantarme mucho las mangas de mi suéter cada vez que me veía. En aquel entonces no entendí por qué hacía eso; hasta que estoy hoy en la preparatoria, comprendí que él solo lo hacía para ver que no me cortaba mis muñecas.

No puedo creer que hacer esos, incluso el más pequeño gesto o acción rara así, solo era para cuidar de mí, y al principio no lo sabía. Me hubiera gustado haberme dado cuenta antes; creí que solo era algo raro, lo extraño tanto.

Al girar en mi cama y mirar el techo, recordé ese evento del día de la Navidad; hasta me dio vergüenza que me viera en esa obra de los cuentacuentos. Hasta ahí había olvidado un pedazo de mi escena, de lo que tenía que hacer por estar distraída.

Me levanté de mi cama y me puse a limpiar mi cuarto para distraer mi mente. Al terminar, me senté en mi silla; no había cerrado la cortina y podía ver las estrellas. Son hermosas.

—Te extraño. Solo espero que esté bien donde sea que esté.

Yumbrel: nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora