Capítulo 15

131 3 0
                                    

Tampoco pude dormir. Hoy no he dormido bien desde ese día; esto me está estresando mucho. Me siento mal por ocultarle esto a mi madre; me recordaron que no debía decirlo a nadie. Ahora siento lo que ella sintió al ocultarme ese secreto; ahora puedo comprender más a Olivia cuando tuvo que ocultarlo.

¿Qué pasaría si le cuento a mi madre? ¿Acaso le borrarían la memoria y a mí también? Me causó mucho conflicto esto en mi cabeza, me estresé mucho más por todo esto, pero tengo miedo de que le llegue a pasar algo a mi familia si les llego a contar o si se enteran de esto.

¿Pero mis hermanos acaso, ellos tendrán algún poder como yo? Esa pregunta no me la he sacado casi todo el día.

Cuando llegué a la escuela, me sentí tan feliz. Incluso en las mañanas, me sorprendió cómo mis hermanos necesitan varias alarmas para levantarse; al contrario de mí, con una sola tengo para levantarme. No me cuesta mucho levantarme; a pesar de que no he dormido bien últimamente, me emociona estar en la escuela y con mis amigas, y estando allá me olvido de ese estrés. Mañana sería mi primer día en ese entrenamiento; iríamos a ese mundo, como unas estudiantes haciendo sus prácticas. Estaba emocionada y nerviosa como si fuera el primer día de clases.

Al llegar al callejón, solo escuchaba la conversación de mis amigos. Cuando llegamos, vi a ese hombre asiático otra vez, pero este se notaba muy feliz.

—Me da mucho gusto verlas otra vez. ¿Cómo han estado?

—Bien, ¿y usted? —seguía sin poder decir algo; solo sonreí.

—Me alegro, pero espero que tengan un buen día y aprendan mucho.

—Siempre es un buen día para aprender algo nuevo, señor Francis.

— Ho... —Eres una chica muy optimista; me gustaría que mi nieto tuviera al menos una pizca de optimismo. —Me sentí un poco fuera de lugar al estar ahí y más porque mis nervios hacían que no dijera nada.

Nos hizo una seña para que pasáramos. Vi un chico bajando con unos libros en la mano, eso es lo único que pude ver bien, y el señor Francis lo regaña por unos paquetes que solo estorbaban en el pasillo. Apenas si pasamos por ahí; solo escuché que es su sobrino, es a él a quien se refería hace rato.

Al subir y entrar, me sentí como si estuviera invadiendo un lugar. Entramos por esa puerta; ya no sentía tanto miedo como antes, pero una parte de mí sentía que algo más saldría de esa neblina y nos atacaría.

Traté de controlar mis emociones para poder concentrarme en esto. Tomé un gran y enorme suspiro. Mi imaginación, a veces, me gustaría apagarla; no sé por qué pienso en esas cosas, como la vez que imaginé a unos gigantes destruyendo la ciudad.

Dejamos nuestras mochilas en el locker, ahí ocho en total. Es curioso, ya que los lockers tienen nuestros nombres, pero me da curiosidad saber si se unirán más como nosotros y llenarán esos lockers que no están marcados.

—No te vayas a asustar como la otra vez.

—¿Te asustaste? —Me puse nerviosa cuando Cristian preguntó eso, no sé por qué Oliva sacó ese; creí que no le diría todo lo que pasó.

—Vamos, es normal tener miedo por estas cosas.

—Si me dio, creí que algo saldría y nos atacaría.

—Los monstruos de la niebla solo son de esa película, pero es normal; a mí me daría miedo si Chucky es real. —En la forma que lo dijo Cristian, me hizo reír un poco, y me alegro de que le haya respondido de esa manera a Oliva.

—Todos le tememos a algo.

—Pero también puedes decidir sentirlo o no. —Es raro, pero Olivia, siento que le ocurre algo al escuchar cómo dijo esas palabras.

Yumbrel: nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora