El suave golpeteo en la puerta anunció la llegada de una presencia adicional. La puerta se entreabrió, revelando la figura de mi hermana menor, la pequeña Sultana Fatma. Con apenas cinco años, era la benjamina de nuestra familia y el rayo de sol que iluminaba cada rincón del palacio.
—¡Madre, Turhan! —exclamó Fatma con una risita, mostrando orgullosa la trencita que las criadas acababan de hacerle.
Mi madre y yo nos volvimos hacia ella con sonrisas afectuosas. Fatma avanzó con gracia infantil, dando vueltas para que pudiéramos admirar la obra de arte capilar.
—¡Es hermosa, Fatma! —exclamé, maravillada por la destreza de las criadas en crear una trencita tan encantadora.
Kösem rió, contagiada por la alegría de la pequeña. —Te ves como una princesa, querida. Las criadas hacen maravillas contigo.
Fatma, con una expresión de satisfacción, se acercó a mi madre en busca de aprobación. Kösem la abrazó cariñosamente, resaltando lo preciosa que lucía.
—Eres la princesa más encantadora del imperio —añadió Kösem, dedicándole una mirada amorosa.
Fatma, radiante por el elogio, se giró hacia mí esperando mi opinión. —Tienes razón, Madre. Fatma es realmente una princesa encantadora.
Después de disfrutar el encantador momento con mi madre y la pequeña Fatma, decidí dejarlas a solas para que disfrutaran de su tiempo juntas. Me levanté con gracia y, con un último vistazo a la habitación, salí en silencio.
Al abrir la puerta para salir, me encontré con la dulce Ayse, sosteniendo un libro en sus manos, acompañada por mis hermanos Kasim e Ibrahim.
—Turhan, ¿puedes mostrarme cómo se lee este pasaje? —preguntó Ayse con ojos brillantes, mostrándome el libro.
Sonreí y me acerqué para examinar el libro y explicarle el pasaje con paciencia. Mientras lo hacía, noté que Ibrahim, el hermano menor, me observaba con una mirada inquisitiva.
—¿Turhan? —preguntó Ibrahim, titubeante. —¿Podemos hablar un momento a solas?
Mis emociones se agitaron ante su solicitud. Sentí un nudo en el estómago, mezcla de odio por el pasado y el miedo del presente. Asentí, consciente de que enfrentaría una conversación que podía cambiar el curso de las cosas.
Ibrahim, con sus ojos aún llenos de la inocencia de la niñez, me miró con una mezcla de ansiedad y curiosidad. La atmósfera se volvió tensa cuando, con timidez, pronunció las palabras que pesaban en su corazón.
—Turhan, ¿me odias?
La pregunta resonó en el aire, creando un silencio incómodo entre nosotros. Sentí la pesadez de las memorias pasadas, las sombras de una vida anterior que había vivido con él, pero ahora, en esta nueva existencia, las cosas eran diferentes.
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¿¡Soy tu hija?!
Historical FictionKösem y Turhan, históricamente las mujeres mas poderosas del imperio otomano. De igual modo, es bien sabido que ambas eran enemigas, aunque en un principio no fue así... ¿Que hubiese pasado si Turhan fuese hija de Kösem? ¿Se seguirían odiando? ¿Y si...