Después de mi encuentro con Dilruba, decidí buscar la comodidad de los aposentos de mi madre, Kosem. Entré con una expresión reflexiva, y ella me recibió con una mirada comprensiva.
─ Madre, no me agrada la sultana Dilruba. Hay algo en ella que no me inspira confianza ─ compartí, dejando que mi preocupación resonara en mis palabras.
Kosem me miró con calma, su sabiduría parecía atravesar cada rincón de la habitación.
─ Comprendo tus sentimientos, Turhan. En el pasado, tampoco me agradaban mucho, pero le tengo un gran cariño al príncipe Mustafá. Sin embargo, la vida en el palacio nos enseña a ser cautelosos. Aunque no tengamos afinidad con ciertas personas, a veces es necesario mantener las apariencias y actuar con diplomacia ─ aconsejó Kosem, su tono materno resonando con experiencia.
Asentí, absorbiendo sus palabras con atención. La complejidad de las relaciones en el palacio otomano era una lección constante, y Kosem siempre parecía tener una perspectiva valiosa.
─ Además, Turhan, aunque pueda no gustarte alguien, no olvides que cada persona tiene su papel en este intrincado juego. La diplomacia y el entendimiento pueden ser nuestras mejores aliadas ─ agregó Kosem, recordándome la necesidad de navegar por las aguas turbias de la política palaciega.
Con la conversación sobre Dilruba aún en mente, decidí cambiar el tono y dirigir la charla hacia un tema más personal con mi madre, Kosem. Observé su vientre, recordando que estaba esperando un nuevo miembro de la familia, un hermano o hermana para todos nosotros.
─ Madre, ¿Cómo estás con tu embarazo? ─ pregunté con una sonrisa, buscando un respiro en las preocupaciones políticas.
Kosem sonrió con dulzura, su rostro iluminándose ante el tema.
─ El bebé nacerá en primavera. Será una época muy bonita para dar la bienvenida a un nuevo miembro a nuestra familia ─ respondió con cariño.
Sin embargo, mi expresión cambió levemente al darme cuenta de algo. ─ Estamos en invierno, madre ─ señalé, dejando escapar una risa ligera. La ironía del momento no pasó desapercibida.
Kosem rio suavemente, acariciando suavemente su vientre. ─ Sí, pero imagina la alegría de tener al bebé en primavera, cuando todo florezca y renazca. Será un nuevo comienzo para todos nosotros ─ dijo con optimismo, transmitiendo su visión positiva del futuro.
En un momento de tranquilidad en los aposentos, Cennet Kalfa irrumpió en la habitación, llamando a la Sultana Kosem de manera urgente. Al parecer, el sultán Ahmed deseaba verla de inmediato. Sin titubear, Kosem se levantó y se dirigió hacia la puerta, dejando un aire de incertidumbre en la habitación
Cuando ella salió de sus aposentos, yo salí un poco después y fui a los aposentos de Fatma, ahí estaban todos mis hermanos, entonces me dispuse pasar un poco de tiempo con ellos.
Mientras disfrutaba de la compañía de mis hermanos, la noticia se extendió rápidamente por el palacio. Haci Agha, el eunuco leal a mi madre, apareció para informar a los niños que se prepararan. El sultán Ahmed iba a contraer matrimonio con la Sultana Kosem.
La sorpresa se apoderó de todos en el palacio. Las especulaciones y rumores circulaban entre los ocupantes del harem mientras se preparaban para este acontecimiento inesperado. La noticia resonó en cada rincón del Palacio de Topkapi, creando un revuelo que dejó a todos intrigados y ansiosos por lo que vendría a continuación.
Me encontraba en el balcón, junto a mis hermanos, observando el majestuoso evento que estaba a punto de desplegarse frente a nosotros. Mi madre, la Sultana Kosem, apareció con un vestido verde adornado con detalles dorados que resaltaban su belleza. Llevaba una corona de oro engarzada con piedras preciosas y un velo del mismo tono que su vestido, que le confería un aire de elegancia y misterio.
A su lado, el sultán Ahmed, mi padre, lucía con orgullo sus atuendos ceremoniales. Sus rostros irradiaban amor y solemnidad mientras se preparaban para unir sus destinos. La brisa fresca del balcón llevaba consigo la anticipación y la emoción que se palpaba en el aire.
Una sonrisa radiante iluminaba el rostro de mi madre, y la escena, aunque inesperada, transmitía una extraña sensación de armonía. Me embargó una mezcla de emociones al contemplar la unión de mis padres en matrimonio.
Después de la ceremonia, mientras caminaba por el harem, pude escuchar los llantos de la Sultana Mahfiruze y el enojo del príncipe Osman resonando en los pasillos. Sin embargo, decidí no prestar demasiada atención a las intrigas y me dirigí hacia los aposentos de los recién casados. Quería compartir un momento agradable con mis padres en este día tan especial.
La atmósfera en los aposentos era diferente. Mi madre, la Sultana Kosem, estaba radiante, y el sultán Ahmed lucía satisfecho. Pasamos un tiempo conversando y compartiendo risas, celebrando la unión de la familia.
Más tarde, en la tranquilidad de la noche, me encontré con mis hermanas, Fatma, Ayse y Gevherhan, en los aposentos de mi madre. Juntas nos dispusimos a ayudar a Kosem a prepararse para su noche de bodas. Yo me encargué de arreglar sus cabellos, mientras Fatma le colocaba un elegante collar, Ayse pasaba los adornos del cabello a mi madre, y Gevherhan observaba con atención, aprendiendo de cada gesto.
Mientras ayudaba a mi madre a prepararse para su noche de bodas, no pude evitar sentir un profundo amor y admiración por ella. Kosem era, a mis ojos, la mujer más hermosa del planeta. Sus ojos reflejaban la sabiduría y la fortaleza que la habían llevado a enfrentar los desafíos del harem y del imperio. Cada gesto, cada palabra pronunciada, la convertía en una figura que yo amaba más que a nadie en este mundo intrincado del Palacio de Topkapi.
Cuando terminamos de arreglarla, Kosem nos agradeció con una sonrisa cálida y se dispuso a despedirse. Observé cómo se retiraba, su figura recortándose en la tenue luz de los aposentos. Aunque mi amor por ella era inmenso, sabía que su deber la llamaba a los brazos de mi padre, el sultán Ahmed.
La puerta se cerró tras ella, dejándome con una mezcla de emociones. La Sultana Kosem, mi madre, se dirigía a los aposentos de su esposo, y yo me quedé con el corazón lleno de amor y la certeza de que, a pesar de las complejidades del harem y del imperio, la unión de mis padres sería una gran luz en medio de las tormentas que podrían surgir en el futuro del Palacio de Topkapi.
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¿¡Soy tu hija?!
Historical FictionKösem y Turhan, históricamente las mujeres mas poderosas del imperio otomano. De igual modo, es bien sabido que ambas eran enemigas, aunque en un principio no fue así... ¿Que hubiese pasado si Turhan fuese hija de Kösem? ¿Se seguirían odiando? ¿Y si...