20| ¡MEHMED!

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Los primeros meses del reinado de Osman fueron pacíficos y tranquilos en el palacio

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Los primeros meses del reinado de Osman fueron pacíficos y tranquilos en el palacio. La vida parecía seguir su curso habitual, y la familia disfrutaba de la calma después de la tormenta. Sin embargo, todo cambió un día cuando Mahfiruze decidió confrontar a Kosem y a sus hijos.

Nos reunimos en el salón principal del palacio, donde Mahfiruze nos comunicó su decisión: debíamos abandonar el palacio imperial. Sus palabras resonaron en la habitación, llenándola de tensión y sorpresa. Mahfiruze explicó que temía la influencia que Kosem aún mantenía en el palacio y que consideraba prudente que nos mudáramos.

Kosem, por su parte, se negó rotundamente. Argumentó que el palacio había sido nuestro hogar durante años y que no podía abandonarlo tan fácilmente. Además, no estaba dispuesta a dejar a sus hijos varones solos en el palacio, sin su protección y cuidado.

La discusión entre Mahfiruze y Kosem fue intensa y emotiva. Ambas sultanas defendieron con vehemencia sus puntos de vista, sin llegar a un acuerdo. Yo observaba en silencio, sintiendo la tensión en el aire y la preocupación por el futuro.

Finalmente, Kosem decidió que no tenía más opción que aceptar la decisión de Mahfiruze. A regañadientes, comenzamos los preparativos para dejar el palacio imperial y mudarnos a otro lugar. Fue un momento difícil para todos, pero sabíamos que debíamos seguir adelante y enfrentar los desafíos que el futuro nos deparaba.

Tras dejar el palacio imperial, nos instalamos en el Palacio de las Lágrimas. El cambio de ambiente fue notable; el nuevo palacio tenía una atmósfera más sombría y melancólica, en contraste con la majestuosidad y el esplendor del anterior.

Una vez que nos instalamos, Kosem me llamó a sus aposentos. Entré con cautela, sintiendo la pesadez del ambiente. Kosem estaba sentada en su cama, con una expresión seria y reflexiva en su rostro.

La conversación entre Kosem y yo fue tensa desde el principio. Tan pronto como entré en sus aposentos, ella me abordó con una pregunta que hizo que mi sangre hirviera.

─Turhan, ¿recuerdas que prometí tu mano a Hamza?─ Su tono era tranquilo, pero su pregunta resonó en la habitación como un trueno.

─¡Por supuesto que lo recuerdo!─ respondí con indignación. ─Pero eso fue antes, madre. Las circunstancias han cambiado y no puedo aceptar un matrimonio que no sea por amor.─

Kosem me miró con firmeza. ─Turhan, entiendo tus preocupaciones, pero debes entender que en estos tiempos difíciles, necesitamos asegurar alianzas y estabilidad para el imperio. Casarte con Hamza sería beneficioso para todos.─

Mi enojo creció ante su respuesta. ─¡No! No me casaré con alguien a quien no amo. Mi felicidad es importante, madre, y no la sacrificaré por una alianza política.─

Kosem suspiró, visiblemente frustrada. ─Turhan, ya es momento de que te cases. Es parte de tu deber como miembro de la familia real. Debes aceptarlo.─

¿¡Soy tu hija?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora