30| Trono otomano.

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El funeral de Murad fue un evento solemne y conmovedor que reunió a todo el palacio en un momento de luto y tristeza

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El funeral de Murad fue un evento solemne y conmovedor que reunió a todo el palacio en un momento de luto y tristeza. La sala estaba llena de dignatarios, familiares y sirvientes, todos compartiendo el dolor por la pérdida del querido sultán.

Kosem, visiblemente devastada por la muerte de su hijo, se acercó a Turhan, su hija, quien estaba sumida en un profundo dolor. Con los ojos llenos de lágrimas, Kosem abrazó a Turhan con fuerza, consolándola en silencio.

Turhan, que lucía abatida y como si le hubieran arrancado un pedazo de su alma, se aferró a su madre en busca de consuelo. Ambas mujeres compartieron un momento de profunda conexión y dolor compartido, encontrando consuelo en la presencia una de la otra. A pesar de sus diferencias y conflictos pasados, en ese momento solo existía el amor y la pérdida que compartían como madre e hija.

El ambiente en la sala era sombrío, con susurros de tristeza y lágrimas silenciosas que se derramaban en honor al fallecido sultán. El legado de Murad como sultán y como hermano sería recordado por siempre en el imperio otomano, y su muerte dejaba un vacío imposible de llenar en los corazones de quienes lo amaban.

Farya estaba desconsolada, con el corazón roto por la pérdida de Murad. A pesar de todo lo que había sucedido entre ellos, ella aún lo amaba profundamente. Fatma, su amiga más cercana en aquel momento, la abrazaba con ternura, intentando consolarla en medio de su dolor.

Turhan y Kösem observaban la escena en silencio, sintiendo compasión por Farya a pesar de las tensiones pasadas. Aunque nunca habían tenido una relación cercana con ella, entendían el dolor que estaba experimentando. La pérdida de un ser querido, especialmente en circunstancias tan difíciles, era algo que las dos mujeres conocían muy bien.

Turhan se acercó lentamente a Farya y Fatma, sintiendo la tristeza que las envolvía. Con una expresión compasiva, puso una mano en el hombro de Farya en un gesto de apoyo silencioso. Kösem se unió a ellas, colocando su mano en la espalda de Turhan, mostrando solidaridad en el duelo.

A pesar de las diferencias y los conflictos del pasado, en ese momento compartían un dolor común. La muerte de Murad había afectado a todos en el palacio de una u otra manera, recordándoles la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada momento juntos.

La escena era un recordatorio de la complejidad de las relaciones humanas y de cómo el dolor podía unir a las personas, incluso a través de las diferencias. En medio de la tristeza, encontraron un momento de conexión y empatía, mostrando que, a pesar de todo, compartían una humanidad común y un respeto por el sufrimiento ajeno.

Turhan se secó las lágrimas con determinación y miró de reojo a su madre, la sultana Kösem. En ese momento, comprendió que, aunque ella estaba sufriendo por la muerte de su hermano, para Kösem era otra vez el dolor de enterrar a uno de sus hijos. Turhan admiraba la fortaleza de su madre, que, a pesar de su propio sufrimiento, estaba consolando a todos los presentes.

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