7. Gato despelucado

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Las horas transcurrieron, más los ánimos de cierto rubiecito aún seguían por el piso. Por más intentos que Namjoon y Seokjin por animarlo con mimos hicieron, el semblante desganado y sus ojos llenos de ojeras sumándole lo hinchado que estaban persistían en él.

Fue duro, cuando se levantó para tomar un baño mientras Yoongi continuaba durmiendo gracias al cansancio que le provocó las veces que se corrió dentro de él, escuchó como la puerta principal era abierta y la figura de una mujer bastante hermosa entrando le descolocó.

Se excusó diciendo que Min le había ido a buscar por sugerencia de sus cuidadores, ella no le cuestionó e incluso le dio de desayunar hablando alegremente hacia él. Su estómago dolía, se sentía deshecho a pesar de que se propuso jugar el mismo juego que su hyung, estaba quebrado.

Cuando llamó al uber para ir a su casa permitió que el dolor le consumiera y llorara todo lo que su cuerpo le permitió hasta que Jin llegó a su encuentro y le abrazó como si su viera dependiera de ello, como un niño abandonado sin amor, solo, usado, un juguete. Eso fue para Yoongi, un juguete y él lo sabía, claro que lo sabía. Aun así decidió entregarse creyendo que aquel hombre en algún momento pensaría en él, optó por bloquearlo con excepción de Twitter. Y así fue que sufrió hasta que se levantó para hacerles el desayuno a los dos hombres que durmieron a su lado y le consolaron, Jin estaba embarazado y le daba problemas, Namjoon trabajaba de abogado y aparte como Ceo en la empresa de Yoongi y Jungkook, algo debía hacer para compensarlos.

—¿Qué haces en pie Jimin? Ve a descansar.— La voz rasposa de Namjoon le sobresaltó y casi termina botando los hot cakes que tenía en el plato.

—¡Hyung! Me asusta.—Dejó la comida sobre el mesón de la cocina y miró con reproche al moreno que se disculpaba con el bajito por su impertinencia.

—Deberías descansar, tu carita esta muy hinchada.—Jimin se daba cuenta de la mirada preocupada y protectora que le dedicaba. No quería ser una carga para el matrimonio, pero por esta vez aceptaría la amabilidad de quedarse en el dormitorio de Taehyung por un tiempo. Quería evitar a toda costa al de ojos gatunos hasta que su plan de venganza estuviera listo.

—Qué huele tan bien.— El embarazado de cuatro meses rodeo a su esposo hasta llegar donde el bajito estaba.— Ya decía, era imposible que Namjoon cocinara sin escuchar algo quebrarse.

—Oye, yo si puedo cocinar algo sin quemar o quebrar las cosas.— Indignado el moreno se cruzó de brazos, amaba los berrinches de sus hyung's pero más los del alto porque siempre terminaba cediendo ante los encantos de Seokjin.

—Si cariño, claro que puedes corazoncito.— Y ahí estaba el par de empalagosos, Jimin solo rodó los ojos y terminó de preparar las cosas hasta que el el sonido de la puerta siendo abierta y un par de pasos se escucharon en el recibidor.— Oh, Tae bebé...Y Jeon.

—¡Mimi!.— Pasando de largo a los otros presentes se lanzó a los brazos de su alma gemela llenándolo de besos y un abrazo apretujado que le sacudió el corazón de pollito que cargaba Jimin, las ganas de llorar le azotaron nuevamente e intentó contener las lágrimas pero fue imposible.— No mimi, no llores, que yo lloro...y

Muy tarde, ambos chiquillos estaban a moco tendido en la cocina bajo la atenta mirada de los tres mayores, Jeon por privacidad al igual que Namjoon salieron del lugar dirigiéndose a la sala. Mientras que Jin fue al encuentro de sus niños para acariciarlos e intentar tranquilizarlos.

—¿Qué te traes con Taehyung?, sabes bien que por muy amigos que seamos no dejaré que le hagas lo mismo que Yoongi hizo con Jimin.— Jungkook simplemente le miró con una expresión seria, ¿Tan mala percepción de él tenían?

¿No que muy hetero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora