8. Enredados

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El golpeteo de la cama daba aviso de lo que en aquel cuarto sucedía, el cuerpo esbelto del rubio siendo profanado por el hombre de rasgos gatunos temblaba por el creciente placer que las profundas embestidas provocaban. La polla del pálido entraba y salía una y otra vez sin remedio alguno de la entrada apretada de Jimin, quien se deshacía en gemidos contra el cobertor de su amigo.

—Sí...más por favor.

"A la orden muñeco" y es que claro que quería follarlo sin control, le importaba poco dejar a ese pobre niño sin poder caminar o sentarse porque lo merecía. El juego del gato y el ratón no le gustaba, estar persiguiendo a su presa en vez de ésta arrastrarse aunque sea por una puta mirada de él le enojaba, acostumbrado a que todas sus folladas casuales suplicaran por un poco de su atención, pero con Jimin era completamente al revés, debía buscar al rubio porque a éste le encantaba huir, le tenía el ego reventado. ¿Qué se creía? Le jodería, llenaría ese ano de su semilla, lo marcaría por todos lados hasta demostrar que ese muñeco era suyo.

—Te portaste muy mal, muñeco. Debes ser castigado por desobedecer a tu dueño.

Nuevamente gimió escandalosamente cuando la estocada llegó a lo más profundo de su pobre entrada, Yoongi arremetía con fuerza contra él, el sonido de sus cuerpos chocando era glorioso. Jimin engullía su miembro de una forma que le volvía loco, tan apretado, húmedo y suave. Su polla palpitaba por el acto, los minutos pasaban y la intensidad aumentaba. Una nalgada fue dada sobre la mejilla trasera del más bajo quién disfrutaba ser jodido por ese hombre, gritó con fuerza cuando dos palmadas más le derribaron cayendo de bruces contra la cama mientras el pálido tomaba su cadera con ambas manos, el movimiento pélvico era descontrolado. Su pene se perdía cada vez que se enterraba en aquel exquisito ano, y volvía a ver la luz cuando lo retiraba para continuar metiéndolo de golpe.

Jimin blanqueaba los ojos por culpa de cada penetración hasta que el orgasmo lo azotó con violencia y atrapó el falo gordo de Yoongi entre sus paredes anales una vez que se corrió, el azabache no pudo contenerse y las tiras de semen salieron disparadas llenando el orificio del rubiecito quién gritó con fuerza cuando los dientes del mayor se enterraron en su hombro en busca de sofocar el gutural gemido que quería escapar. Si bien estaban en una casa apartada del resto, fueron ruidosos y eso era algo peligroso.

—Mmm...realmente eres exquisito, mi muñeco de porcelana.—Yoongi cayó de lado en la cama mientras que Jimin estaba volteado en posición cucharita, continuaba con el pene dentro del menor sin querer removerlo, pues sentía la necesidad de evitar a toda costa que su semilla escapara de ese bonito trasero. ¿Loco? Loco lo tenía aquel niñato, que le llenó la mente e incluso por su culpa el cuerpo de su "prometida" no le llamaba la atención como antes. Le echaba la culpa al condón, porque con ella ocupaba...condón. Jimin es doncel, condón.— Jimin...

—¿Mm?.— Apenas respondió debido al cansancio, estaba agotado luego de esa ronda de sexo caliente.

—¿Tomas anticonceptivos?.— La pregunta le descolocó mas sólo se dedico a asentir despreocupado.— Está bien, es tarde debería irme.

—Okay...que le vaya bien.—Continuó sin mirar al pálido pues se sentía cansado y un poco tonto por caer redondito a las redes del hombre.

—Vamos a limpiarte, no creo que quieras que el resto se entere que acabo de follarte.— Un suspiro salió de los labios del menor al sentir como Yoongi retiraba su miembro, éste tuvo que morder su labio cuando notó su esencia cayendo lentamente por el trasero de Jimin, sintiendo como su pene volvía a erguirse orgulloso.

—¿P-Podemos hacerlo de nuevo en el baño?.— Sin siquiera responder tomó en brazos el precioso cuerpecito del rubio, cumpliendo los deseos de ser poseído en el baño del lugar. Ya luego llegaría el resto así que esperaba estar lejos de aquel espacio cuando volvieran a aparecer.

¿No que muy hetero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora