12. Castrado

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El pobre azabache estaba tirado en el piso, poniendo en contexto. Jimin se había quedado dormido en su regazo mientras esperaban al resto de las parejas que llegarían, el olor de su pequeño rubiecito le estaba relajando hasta que sintió como el código de la puerta sonaba y por ella entraban sus amigos. Porque sí, Namjoon y Jungkook ya habían arreglado las diferencias que tenían con todo lo sucedido, el problema eran las parejas de ellos.

Suspirando y aceptando su destino, dejó al niño que tenía en sus brazos recostado sobre el sofá. Cuando se enderezó para saludar a los otros, una patada cayó directo sobre su entrepierna provocando que su voz se cortara y el aire que debía entrar en sus pulmones quedará en nada. El grito de dolor que soltó sobresaltó al rubiecito que dormitaba, asustándolo al ver que Yoongi yacía en el suelo de la sala más pálido de lo normal retorciéndose de dolor.

—Es para que no te reproduzcas, Min estúpido Yoongi, te hago un favor.— Seokjin feliz de su cometido se lanzó sobre el chico rubio que miraba anonadado, siendo consentido inmediatamente por el mayor. A la vez que Taehyung pasaba com cuidado de no pisar al mayor que continuaba quejándose de dolor.

—Hyung...por qué golpeaste a Yoongi.— el puchero pronunciado en el menor les dio ternura, nuevos besitos en sus mejillas fueron depositados por ambos hermanos que le mimaban, Jimin recibía gustoso los mimos de ambos.

—Mierda...—Gruñendo el mayor se levantó del suelo mientras echaba mil puteadas por lo bajo para no ganarse otro golpe de parte de Seokjin.

—¿Necesitas ayuda Yoongi?.— Namjoon se acercó hasta su lado y volvió a retroceder luego de la mirada que su esposo le brindo.— Pues nada, ya decía yo que te lo merecías.

Jungkook no puedo evitar soltar una carcajada ante el miedo que Namjoon le tenía a su pareja, aunque para qué mentir, él también le tenía miedo al embarazado.

—Oye pulgoso, habla. Cómo dejaste que ese bastardo le pegara a Mimi en su preciosa carita, eres un inútil.— Indignado Yoongi reclamó, ¿qué culpa tenía él? Bien bastante, en todo. Pero no en que a su pequeño le llegara aquel golpe de ese infeliz, no podía leer el futuro y saber que eso pasaría.

—Jinnie hyung, él no tiene la culpa. Mi...el señor ese me encontró. Sabes que tiene los medios para hacerlo...—Los ojitos del de mejillas regordetas volvieron a llenarse de lagrimas, Tae al ver como este lloraba no pudo evitar ponerse a llorar con él y Jin sensible por todo más el embarazo se unió al caro de sollozos. Los tres hombres parados miraban asustados a sus chicos, Kim porque su esposo estaba embarazado y no podía tener emociones fuertes, Jeon porque Taehyung llorando le provocaba demasiada ansiedad y Yoongi porque se sentía culpable por las cosas que hizo pasar a su muñeco de porcelana.

—Tae bebé, no llores.— El nombrado estiró sus brazos hacia el pelinegro, quién le tomó entre sus brazos para darle consuelo.

—Jinnie, mi amor. Le harás daño a nuestros algodoncitos si lloras así.— Con puchero en rostro el castaño claro pidió ser mimado por su hombro, quién sin dudarlo fue hasta su encuentro.

Jimin quien sollozaba bajito se abrazaba a sí mismo, hasta que los brazos del pobre gato castrado le envolvieron y haciendo que se sentara sobre su regazo. Repartía besos y palabras bonitas a su consentido, quién por culpa de eso más lloraba sintiéndose querido al fin por aquel pálido que tanto le gustaba.

—M-Min Yoongi, aún no te per-perdono.— Susurró el menor contra su oído, mientras un puchero se pronunciaba más en esos gorditos labios que fueron besados incontables veces bajo la atenta mirada de los otros cuatro, que no cabían en sí de ver al amargado tan amoroso con alguien.

—Domado.— Fue lo único que salió de la boca de su supuestos amigos, solo atinó a gruñirles y echarlos de su casa. El par de parejas solo estuvo un rato más por petición de los hermanos que al final le subieron el ánimo a su muñeco, hasta que tocó despedirse no sin antes amenazar a un frustrado azabache, Taehyung continua con hacerle la ley del hielo, indignando más al mayor.

¿No que muy hetero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora