34. Que noche la de anoche

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Los besos regados por su cuerpo comenzaban a subir la temperatura en él, Yoongi enterraba sus dientes sobre la piel nivea del menor que se encontraba en cuatro con su trasero levantado.

Regalándole la mejor vista de todas, ese gordo y redondeado culo le daba la bienvenida para ser comido y claro que no se negaría disfrutar de Jimin como Dios manda.

Sus manos se paseaban por la zona mientras apretaba con fuerza, su boca continuaba repartiendo cortos besos sobre Jimin quien se quejaba ante la excitación y la lentitud de Yoongi.

—Yoonie...apresúrate por favor —Una sonrisa maliciosa se instaló en el rostro del mayor al escuchar la suplica.

—¿Qué deseas, muñeco?

—Que me comas.

A pesar de la vergüenza que rodeaba a Jimin, no iba a contener lo que tanto deseaba.

Yoongi por su parte separó las nalgas del rubio y enterró su rostro en busca del preciado anillo húmedo del contrario, su lengua rozó el punto sensible del menor logrando que este gimiera y se estremeciera de placer.

—¡Yoongi! —Gritó cuando la lengua del alto hizo presión contra su entrada.

—Sabes bien, muñeco y tu culo es todo mío.

Volvió a su labor cuando escuchó quejidos de su pareja en reclamo, su lengua se paseaba por sobre el ano de Jimin lamiendo y humedeciendo más el dulce lugar.

Las sensaciones en el cuerpo de Yoongi eran completamente diferentes a las de Jimin, éste gozaba de probar el fruto prohibido de su pareja. Siempre que podía besaba esa zona tan deliciosa amando los estragos que causaba en el menor.

Repartía besos y lamidas, para después penetrarlo con sus dedos junto con su lengua sumergiéndose por completo en la excitación que le provocaba estar enterrado en el culo del rubio, sentir sus paredes contraerse contra su sin hueso que no perdonaba cuando se movía como serpiente dentro de él.

Jimin por su parte sentía los tirones que la excitación le provocaba en su parte baja, su pene desatendido goteaba del líquido preseminal por culpa de su prometido que no para de comerse su trasero. Amaba tanto a Yoongi, que le permitió hacer cosas que antes le daban vergüenza y un poco de asco.

Pero el pálido sabía comérselo tan bien, que no dudaba en abrirle las piernas o ponerse en cuatro para él.

—¿Estás listo, muñeco? — La voz rasposa del mayor hizo que volviera a chorrear las sabanas de la camilla de hospital.

—Si...te necesito enterrado en mi.

Yoongi lo volteó con cuidado de no provocarle un mareo por el embarazo, cuando vio a Jimin estirado en la cama con sus piernas abiertas y el pequeño bulto que contenía a su hijo, sintió su pene endurecerse más, incluso un pequeño respingo dió ante tan excitante imagen.

—Te ves precioso, mi muñequito.

Poseyó los labios de Jimin con los suyos mientras dirigía su pene erecto hacia la entrada del mas bajo, ahogó los quejidos del rubio con su boca cuando la punta se comenzó a abrir paso en el estrecho canal del otro.

A pesar de ser sexualmente activos, Jimin no se acostumbraba a tomarlo. La polla del mayor era bastante gruesa, y sobre todo cuando llevaban días sin poder encamarse.

—¿Duele? ¿me detengo?

Jimin negó con su cabeza e incluso sus piernas rodearon la cadera del pálido empujándolo hacia el quien terminó por enterrarse al fin en el menor.

Gritó cuando tocó su próstata y arqueó su espalda disfrutando, Yoongi aprovecho de llevar sus dientes hacia los pezones hinchados de su prometido y los jaló sin cuidado alguno, amabas tenerlos en su boca y succionarlos con fuerza dejándolos rojos.

¿No que muy hetero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora