"En el mundo existen diferentes personas que irán apareciendo en tu vida, y de forma directa o indirecta la cambiaran, y todo eso sucederá cuando menos te lo esperes".
-Su Escritora
KO SAMET, BANGKOK
DIECISIETE DE FEBRERO (8:30 p.m.)
Había una mujer que estaba cómodamente sentada en una de las sillas de la sala de recepciones de una de las empresas más grandes de Tailandia aparte de la de ella. Sus manos se apretaron fuertemente mientras pensaba en el hombre que pronto cruzaría esas puertas. El presidente de esa empresa, que veintidós años atrás la había dejado abandona, embarazada y sola. Un hombre que ahora tenía mucho poder y dinero. Una gran diferencia con el chofer que había sido para ella, y al que su padre fácilmente había sobornado para que desapareciera de su vida. Había estado tan enamorada de él que había estado dispuesta a desafiar a su padre para estar con él. Pero parecía que nada de eso había importado para él, solo el dinero. Lo cual sentía por su pobre esposa que seguramente no representaba nada para él salvo un cheque mensual. Porque se había enterado de la cantidad de aventuras que mantenía fuera de su matrimonio. A las cuales les compraba cómodos penthouse en algunos de sus edificios. Así de cínico era ese animal.
La sonrisa llena de ironía cruzó su rostro mientras la mirada se endurecía recordando su pasado. Un pasado que no había sido fácil para Megan Duncan, una de las empresarias inmobiliarias más reconocidas en el mundo. Y él simplemente había sido un chofer en una de sus mansiones. Un pobre hombre que había salido adelante gracias al dinero que su esposa tenía.
Escuchó una puerta abrirse atrás de ella y se giró cuando un hombre entró a la sala. Sus ojos se dirigieron a ese cabello castaño rojizo que tan familiar había adorado en algún momento de su vida, y a esos ojos marrones que por tanto tiempo había amado y que había aprendido a odiar.
-¡¿Qué haces aquí?! -fueron las palabras duras con que la recibió.
-Quiero hablar contigo-dijo ella finalmente viéndolo a los ojos-. ¿Tienes tiempo de hablar Jay? -él apretó la mandíbula furioso con su carísimo traje Boss, nada comparado al uniforme que había usado cuando era un chico de veinte años trabajado en su casa.
-No me llames de esa forma-dijo él frio-. Quiero que te vayas de mi oficina, Megan. Tú y yo no tenemos nada de qué hablar. Jamás hemos tenido nada de qué hablar y jamás pensé que te atreverías a poner un pie en mi empresa.
-Claro que tenemos algo de qué hablar-dijo fríamente-. Estoy buscando a mi hija. Y creo que tú sabes dónde está.
-Pensé que ese era trabajo de tu actual esposo-sonrió él con ironía-. ¿Debería decir ya ex esposo? -Megan lo vio con odio-. ¿Acaso tu hija no está felizmente estudiando en Londres?
-No hablo de Sabrina-dijo con frialdad-. Fui al orfanato hace unos días, a ese orfanato donde mi padre me obligo a dejar a mi hija, y me dijeron que no pueden darme información sin documentación-le gritó ella-. Una documentación que ya no existe porque tú y mi padre se encargaron de desaparecer todo rastro del nacimiento de mi niña en el hospital, estuve buscando.
-¿Ahora es tu niña? -dijo él riendo-. Han pasado veintidós años y crees que esa niña, que ahora es una mujer, va a quererte de vuelta en su vida.
-Quiero que me des información de ella-le gritó-. Debes de tener algún dato.
-Porque no dejas las cosas como están-le dijo fríamente-. No me interesa nada que venga de ti.
-Pero hace unos años te interesaba-le dijo fríamente-. Y si no quieres que te arme un escándalo en toda esta oficina quiero que me digas que es lo que sabes. Sé que hiciste negocios con mi padre, así que supongo que tú y él tuvieron contacto.
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two soulmates in search of the red thread
RomanceHay un mito japonés que se ha popularizado en Internet, ya que muchas personas se encuentran en él un hermoso mensaje que pueden aplicar en su vida. Se trata de la "Leyenda del hilo rojo". "Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están llegand...