Capítulo 44

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Evie

Me despierto de golpe, el terror me hace perder toda gota de sueño, mi pecho sube y baja con rapidez, tengo la frente perlada de sudor y podía escuchar el golpeteo de mi corazón con la caja torácica, los recuerdos de lo último vivido me acorralan y mi respiración es entrecortada por la angustia.

-¿Pasa algo, amor?-y ahí es cuando todo pánico se detiene, su voz me llega a los oídos, debo girarme para comprobar si es un delirio y veo los ojos azules de Evan.

La luz del sol ilumina la habitación entrando por una abertura de la cortina corrida, miro su rostro y podía ver la preocupación en sus ojos, retiro mi intención de él para observar a mí alrededor, asombrada por el lugar donde estoy. Nuestra cama, nuestra habitación, nuestro departamento, estoy en casa. Se incorpora asustado en la cama para acercarse a mí, mi reacción llama su atención, su mano toca mi mejilla y la descarga eléctrica que me recorre al sentir su tacto es familiar, haciendo que vuelta aquellos tiempos donde todo estaba bien, sus dedos levantan mi barbilla y me hace mirarlo esperando alguna respuesta de mi parte.

-¿Bu...B...Buck?-tartamudeo al decir su nombre y estoy estupefacta por tenerlo a mi frente, no lo podía crecer.

-¿Si, mi amor?-su cara no abandona el ceño fruncido y no soy capaz de contenerme.

Me arrojo a sus brazos con los ojos rebozados de lágrimas, no quería llorar, pero mi mirada se habían empañado, lo tenía junto a mí, estaba aquí, conmigo, sus brazos me rodean y me murmura al oído que todo estará bien, que no hay nada que temer, una verdad absoluta, mientras yo estoy con él nada podía lastimarme, Buck siempre me iba a proteger, siempre iba a velar por mí.

La emoción me recorre mientras sus caricias en mi espalda me erizan la piel, mis labios lo buscan y el responde a mi beso, aunque era torpe, él lograba conseguir marcar un ritmo.

Sus dedos se hunden en mi piel y mis uñas se adhieren a sus fuertes hombros, los uso de soporto, ya que sentía que en cualquier momento me podía caer de la nube donde estaba, ya que con él, me sentía en el mismísimo cielo. Un jadeo me abandona al sentir su labios bajar por mi mandíbula, su respiración en mi cuello me hace arquear la espalda, logrando acercarnos un poco más. La textura de sus besos húmedos en mi cuello me enloquecen, haciendo que olvide todo dolor, toda angustia, ya estaba segura, él estaba conmigo.

Un llanto llena la habitación y mis ojos se agrandan, me separo de él y trato de encontrar de donde viene aquel sonido, lo veo girarse y tomar un monitor de bebés en sus manos.

-Ya se ha despertado, iré por ella-dice poniéndose de pie.

-¿Por quién?-pregunto sin entender a quien se refería.

-Por nuestra pequeña, amor, creo que ya es su hora de comer-la sonrisa que me da me hace sentir fuera de lugar.

Me levanto y decido seguirlo, mis pasos son torpes al intentar alcanzarlo y casi me caigo de cara al llegar a su lado, el me abre la puerta mientras ríe en un susurro por mi casi caída, mis ojos recorren el lugar, tratando de encontrar de donde venía el extraño estruendo, el pasillo del departamento seguía igual, nada parece haber cambiado, veo la habitación de invitados con la puerta entre abierta, con algo de miedo, la empujo para entrar.

Mi mano silencia el jadeo de sorpresa al ver la habitación, mis ojos se rebosan de nuevas lágrimas, no puedo contenerme y las dejo escapar, la habitación está pintada con colores pastel, un blanco, amarillo y unos detalles en gris adorna el lugar, habían flores en las paredes pintadas a mano y los muebles habían cambiado, ahora en vez de aquella cama de dos plazas con unas mesitas de noche y una cómoda para ropa, todo fue cambiado por un cambiador de pañales, una mecedora gris con unos cuantos cojines, una cómoda más pequeña, varias repisas con peluches y libros para niños, y como cereza del pastel, una hermosa cuna en el centro de todo, era gris igual que los muebles, se nota que fueron elegidas para un uso unisex, algo que yo habría elegido.

Burn with you (Evan Buckley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora