Evie
Había vuelto a casa hace varios días, mis amigos y familia me habían recibido con algo como una pequeña reunión, apenas tenía fuerza para mantenerme con ellos, me sentía tan cansada y lejana a todo lo que sucedía a mi alrededor, así que luego de casi una hora compartiendo me excuse explicando lo cansada que estaba y Buck me llevó a la habitación sin cuestionarme o pedirme que me quedara más tiempo.
Había desarrollado una nueva rutina diaria, la cual consistía en que Buck o la abuela me despertarán, darme un baño, aunque en lo personal no sentía deseos de hacerlo, para que luego me obligarán a desayunar junto con ellos, algo que entendía que era para vigilarme y así cerciorarse de que de verdad comiera, así como en el hospital, para después los primero medicamentos sean ingeridos, luego volvía a descansar hasta el almuerzo, en la tarde la abuela me hacía ir con ella al sofá para ver la televisión, pero terminaba solo mirando a la nada o me dormía apoyada al reposa brazos, luego llegaba la cena y me daba otro baño antes de comer mi última comida del día, la abuela insistía en tener una buena higiene aunque no hiciera mucho, no me molestaba en discutirlo, apenas tenía las fuerzas para levantarme como para gritar por algo que ni me molestaba, al final del día me iba a la cama para tomar mis últimos medicamentos, unos para dormir, sin ellos me costaba conciliar el sueño o tenia de nuevo esas horribles pesadillas.
Me sentía en un abismo, uno tan hondo que no encontraba las fuerzas para gritar y sabía que si lo intentaba, nadie sería capaz de escucharme, comprendía que estaba deprimida, no negaría me estado, ese sensación era fácil de reconocer, no es la primera vez que estoy en este limbo, me encontraba hundida en mi propia miseria.
En algunas tardes, uno que otro del equipo venía a verme, solían traer algo para merendar o solo pasaban para hacer anécdotas, también mis primas y Athena venían, todos trataban de ayudarme a mejorar, pero era yo quien no estaba lista para hacerlo, no me sentía que merecedora de seguir adelante.
Buck se había encargado de ponerme al tanto de todo sobre aquel hombre, al que yo conocía como el señor Marcus, resultó ser toda una falsa, solo era un psicópata que se había obsesionado conmigo para reemplazar a su hija fallecida y yo había sido la estúpida que le dio camino libre para entrar de lleno a su vida.
Nadie se atrevía a preguntarme sobre el cautiverio, cosa que agradecía, no sabía cómo describir todo lo vivido y tener que recibir las miradas de lastimas que iba a lagar hacia mi persona. Para mi desgracia, había sido llamada a la estación de la policía para declarar, solo era para cerrar el caso, eso me había dicho Athena, tuve que detallar todo, pero reserve para mí las veces que me uso como su revista para adultos personal, no era relevante para el caso, más si el victimario estaba muerto.
Él se había suicidado luego de pensar que me había matado, él huyo en vez de pagar por sus crímenes, pero esperaba que estuviera ardiendo en el mismo infierno y que nunca encontrara la paz, la misma que me arrebato y me estaba costando recuperar.
Buck y papá habían vuelto al trabajo, no porque quisieran si no porque los convencí de que era lo mejor, además contaba con la ayuda de la abuela, así se quedaban tranquilos sobre que me encontrara sola, tenerlos a ellos fuera de la 118 no era lo mejor, se habían tomado un largo descanso por mi culpa, por lo que prefería que volverían lo antes posible, aun cuando yo iba a estar afuera durante unas cuantas semanas más.
Esta tarde, la abuela se había negado a llevarme con ella al sofá, habíamos discutido, durante mis veinte ocho años de vida, la abuela y yo solo hemos tenido alrededor de cuatro fuertes discusiones, la primera vez fue cuando se negó a comprarme un tutu nuevo, solo porque ya tenía demasiados, ese día hice una gran rabieta y terminé castigada por tres semana sin ballet, tenía ocho años en ese entonces. La segunda fue en mis dulces dieciséis, cuando me encontró metiendo mano con un chico en el baño del lugar, estaba roja de la ira y yo por igual, había interrumpido mi intento de conquistar a el chico más guapo de la escuela en ese entonces, aunque ahora le agradecía, ese idiota no me merecía y solo me había dejado llevar por mis estúpidas hormonas. La tercera y más importante fue cuando salió a la luz lo de mi madre, en esa ocasión fue cuando tuve toda la razón del mundo para gritar y no tener alguna consecuencia por eso.
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Burn with you (Evan Buckley)
FanfictionCuando Evie llego a la 118, solo tenia una meta en mente: conocer a su padre. Pero estos planes cambiaron al llegar aquella estación. No solo le esperaba conocer al hombre que había ayudado a engendrarla, sino una familia llena de amor. Una que no q...