Cumpleaños de Evie
Evie
Mi mente estaba en trance, seguía navegando por el mundo de los sueños, pero algo fuera de este me invitaba abandonarlo, mi mente comenzaba a tener control de mi cuerpo al sentir como era movida de mi posición anterior, que era acostada de lado, para que una extraña sensación se expandiera por todo mi cuerpo, me recorría de la punta de los pies hasta la cabeza para luego asentarse en la parte baja de mi abdomen. Algo húmedo pero cálido a la vez, se desliza por cara interna de mis muslos, la presión de unos dedos se instala en mi piel y puedo captar el pasar de unas uñas desconocidas.
El botón de nervios que tengo entre las piernas es bombardeado por una ola de besos y lamidas suaves que logran despertarme. La imagen que tengo a mi frente me hace arquear la espalda de excitación. Buck esta entre mis piernas dándose un festín de mis notables juego. Su rasposa lengua me comienza a recorrer de abajo hacia arriba, su mirada azulada capta la mía y me sonríe con picardía.
No sé qué estaba pasando por su cabeza al elegir despertarme de esa manera, pero es el mejor despertar que he tenido en mi vida. La sensación de pesadez gracias al sueño y el calor que emana mi sexo acompañado de los calambres por el placer me hacen estar en un nivel más alto.
Su lengua hace maravillas con mis pliegues, succiona y muerde mi clítoris con delicadeza para no lastimarme, sus manos afianzan el agarre en mis muslos al notar como me muevo en un intento de alejarlo, pero a la vez acercarlo a mí. Mis caderas se elevan cuando su lengua entre en mi resbaladizo canal, la invasión me hace aferrarme de las sábanas y me muerdo el labio inferior para controlar los sonoros gemidos que me lastiman la garganta.
Mi trasero se levanta de las sábanas, mis piernas descansan en los hombros del hombre que me devora con anhelo y sus manos me sujetan de la cintura. La sensación del orgasmo se poza en mi pelvis lista para abandonarme. Los movimientos de Evan toman mayor velocidad y siento que ya no puedo contenerlo, mis uñas están por traspasar las telas de las sábanas, debo soltar mi labio inferior, mi garganta necesita liberar aquellos jadeos de placer para dejarme llevar por el anhelado clímax.
La invasión de su lengua en mi interior y la fricción de la punta de su nariz con el botón de mi coño me lleva a las estrellas. Estalló en un orgasmo abismal que me deja desplomada sin aire.
Tengo los ojos cerrados, no logro tener fuerzas para abrirlos y completar el desastre que debo tener en la entrepierna. Como si leyera mis pensamientos, la lengua de Evan comienza a limpiar mis fluidos para luego ascender con besos húmedos por mis muslos, sigue por mi estómago, luego se detiene para repartir besos y caricias a mis pechos dejando un lametón en medio de ellos, sus besos siguen y llegan a mi cuello, me muerde despacio en distintas zonas y sigue subiendo hasta mis labios. Me veo obligada abrir los ojos y perderme en ese azul cielo que me hace caer rendida a sus pies.
-Buenos días, mi vida-dice dándome un beso en la punta de la nariz.
-Buenos días, mi amor-le devuelvo el beso en la nariz logrando que ría un poco.
Se mueve para acomodarse entre mis piernas, puedo sentir su erección en la entrepierna y me hace elevar las caderas por confirmar que yo también lo deseo. Su nariz acaricia mi mejilla y reparte besos por toda la cara, su barba de hace unos días me hace cosquillas y suelte leves risas por la sensación. La punta de su miembro se posiciona en mi entrada y abrazo su cintura con mis piernas, mis manos se van a sus hombros y las suyas se encargan de soportar su peso mientras tiene cada una al lado de mi rostro. Mi cabello este regado por toda la almohada, la luz del sol se cuela por ventanas y mi mirada no abandona la suya, la conexión y el deseo es palpable en el aire, la desesperación me recorre, logrando que termine siendo yo la que encaje su virilidad en mí.
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Burn with you (Evan Buckley)
FanficCuando Evie llego a la 118, solo tenia una meta en mente: conocer a su padre. Pero estos planes cambiaron al llegar aquella estación. No solo le esperaba conocer al hombre que había ayudado a engendrarla, sino una familia llena de amor. Una que no q...