Capítulo 8: Si nadie más en el mundo existiera

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Lorena llegó a la casa de Sasha y las dos chicas se encerraron en la habitación de la joven.

Lorena se sorprendió al encontrar muchas bolsas de papitas y dos botellas de wisky. Volteó a ver a su amiga que se estaba comenzando a montar en su cama.

—¿Qué sucede aquí? —le preguntó.

—Ay, amiga, es que ando aburrida —confesó Sasha.

—¿Por qué?

—Pues... me parece que la vida es un tanto injusta conmigo —dijo Sasha mientras tomaba la botella de wisky y la abrazaba—. Mira, todas mis amigas están super bien con sus parejas y yo estoy más sola como un hongo venenoso.

—Ya te pareces a Marc haciendo ese tipo de comparaciones —Lorena se sentó a su lado—. Tú eres una joven muy hermosa Sasha, tienes un hermoso cuerpo y serás una gran economista, toda una empresaria emprendedora.

—¿No escuchas lo que te estoy diciendo? —inquirió Sasha— yo no tengo problema con la universidad, me va super bien. Hasta puedo molestar a Camilo y a Cristian cuando nos topamos en las clases.

—¿Estás así porque quieres un novio?

—¡No!

—¿Entonces?

—Yo —Sasha llevó una mano a su pecho— quiero que un hombre me ame, así, como te ama Cristian a ti, o como Miguel mira a Marc y poder pasar años a su lado como Laura con Camilo. Todos mis amigos tienen una muy bonita relación, menos yo.

A Lorena se le formó un gran nudo en la garganta cuando escuchó aquellas palabras de su amiga despechada.

Mientras Sasha lloraba por sentirse sola y no amada en el mundo, ella estaba estresada porque no quería casarse con ese joven el cual admiraba su amiga y deseaba tener.

—Sasha, todo tiene su momento, ya verás, vas a poder conseguir a un hombre que te ame muchísimo —dijo Lorena—. ¿Cómo te gustaría que fuera?

—Un joven alegre, cariñoso, no me importa si es o no guapo, solo deseo que me ame y quiera pasar el resto de su vida a mi lado.

Lorena tomó la botella que tenía su amiga y bebió un trago.

—¿Qué te sucede? —inquirió Sasha.

—Es que... —a Lorena se le aguaron los ojos— yo tengo a un hombre así en mi vida y siento que no lo he valorado nada.

—¿Por qué? Se supone que se van a casar y que su relación va más que bien.

—Sí, pero ese es el problema —Lorena dejó salir el llanto—, yo tengo mucho miedo Sasha, no sé qué hacer. Tengo miedo de casarme con él, de ser una mala mujer y hacerle daño. En mi vida he cometido muchos errores y por lo general todo me sale mal, y no quiero, no quiero hacerle daño a Cristian. Él no merece que una mujer le haga daño y mucho menos haga su vida infeliz.

Lorena soltó el llanto con fuerza y Sasha tuvo que abrazarla para poder consolarla.

—Amiga, tú no le harás daño a Cristian, por favor, él te ama con locura y se nota que tú también. Si él quiere casarse contigo es porque está totalmente decidido a hacerlo y está seguro que serás la mujer que lo hará muy feliz.

Lorena miró fijamente a su amiga con sus ojos inundados de lágrimas.

—¿Eso piensas?

—Claro, claro que sí. Eres la mujer perfecta para Cristian. Eso te lo aseguro —respondió Sasha.

A veces no nos damos cuenta de lo bueno que nos hace tener a esa persona a nuestro lado, y cuando lo hacemos, ya es demasiado tarde.

Robert se acercó al balcón y encontró a Laura sentada en un sillón con sus piernas recogidas mientras las rodeaba con sus brazos.

Casados por accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora