Capítulo 30: Amor de mis recuerdos

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Esa tarde Lorena llegó a la casa y encontró a Cristian sentado en un rincón del cuarto que habían decorado juntos días atrás. Parecía un perrito triste en aquel rincón, tenía las piernas abrazadas por sus brazos y parecía que había estado llorando.

—Cristian, ¿qué haces ahí? —preguntó al asomarse.

—Lorena, ¿realmente quieres separarte de mí? —inquirió el joven.

—¿Estás borracho?

—No, ¿por qué?

Lorena entró a la habitación un tanto incómoda, ¿qué le sucedía a su esposo?

—No quiero separarme de ti, —respondió mientras se acercaba a él— ¿de dónde sacas eso?

—Dijiste que querías criar a nuestro hijo sola.

—Fue en un momento de rabia. Somos esposos, Cristian, ¿cómo crees que te prohibiré de criar a tu hijo?

—Ayer me diste a entender eso.

—Lo siento, estaba muy enojada. Lo siento, amor.

Le extendió una mano a su esposo para ayudarlo a reincorporarse. Cristian aceptó su ayuda y al estar de pie la abrazó con fuerza.

—Perdóname, fui un tonto al decir que no quería tener hijos contigo —dijo el joven con tono triste—. La sola idea de perderte y no estar cerca de mi bebé, me estaba matando.

—Amor... —dijo Lorena con tono triste—, yo nunca me separaría de ti. Tú eres todo lo que tengo, ¿cómo crees?

—Te amo Lorena. Eres mi más tierno desastre. Yo no sabría vivir si no te tengo a mi lado.

Lorena soltó el llanto y abrazó con más fuerza a su esposo. Aquella frase siempre la enternecía en gran manera.

—Y tú eres mi hermoso y loco accidente —dijo ella.

—Dos niños —dijo Laura sonriente.

—¿Por qué dos niños? —inquirió Camilo sonriente.

—Porque quiero que se parezcan a ti —respondió ella muy cerca de su rostro—. Si se parecen a ti, sé que serán unos niños muy buenos, inteligentes, amorosos y vivirán felices todo el tiempo, ojalá sean igual de chistosos que tú.

Camilo soltó una pequeña risita y abrazó a Laura, le dio un beso en la frente, después, la hizo acomodarse más cerca a él en la cama.

—En cambio, yo quiero que tengamos una niña —opinó—, me gustaría que tuviera tu rostro tierno y ese mismo cabello rubio ondulado.

Laura alzó un poco la mirada para poder verlo fijamente.

—¿Sabes qué fue lo que me enamoró de ti? —preguntó Camilo—, tu mirada, cuando sonríes tus ojos se llenan de brillo y se achican, te ves tan hermosa... Como esa primera vez que te vi y estabas sonriendo.

—¿Cuándo fue exactamente la primera vez que me conociste?

—Recuerdo que fue en un pasillo cerca del salón de clases, estabas sola, parecía que esperabas a alguien, era a Lorena. Llevabas contigo un libro bastante gordo y parecía que lo protegías como un tesoro.

—Debía ser los Orígenes del mal —Laura soltó una carcajada—. ¿Fue a comienzo de año? ¿Antes que nos juntaran en el salón?

—Sí, fue antes de eso. Recuerdo que me llamó mucho la atención el libro que leías, después noté que llevabas esos enormes lentes, pero me gustó mucho cómo te quedaban y en ese momento sonreíste al ver que Lorena se acercaba a ti. Desde ese día te buscaba con la mirada en el colegio.

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⏰ Última actualización: Feb 10 ⏰

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