Lorena después de escuchar lo que Marc le había comentado a Laura se le hizo un nudo en la garganta. Sabía que su mejor amigo no era de los que tomaban decisiones apresuradas y mucho menos de los que dejaban que sus emociones lo controlaran. Tenía que estar en un estado bastante crítico para comportarse de esa manera.
Esa noche meditó mucho sobre cómo entablar una conversación con Marc, saber el por qué había decidido marcharse a vivir fuera del país. ¿Cómo haría con la universidad? Estaban a pocos días de comenzar el nuevo semestre.
Muy temprano en la mañana se alistó para ir a casa de Marc y hablar con él. Era la primera vez que lo encontraba desaliñado. Tenía unas enormes ojeras en su rostro y se notaba que no estaba pasando por un buen momento.
Marc se cruzó de piernas encima de la cama y dejó su mirada clavada en las uñas de sus manos, el esmalte estaba seco y descascarado. Lorena sabía bien que ese no era su mejor amigo, él nunca dejaría que sus uñas tuvieran un aspecto tan descuidado.
—¿Qué te sucede, Marc? —indagó Lorena—, ¿es cierto que te vas a mudar?
La joven, instintivamente, dejó que su mirada se fuera hasta las maletas ya hechas que había en un rincón de la habitación.
—Sí —respondió el muchacho—, pero esta no es una idea apresurada. De hecho, ya lo había planeado desde antes de tu boda.
—Lo sé —Lorena se sentó a su lado—, no eres alguien que toma decisiones tan impulsivamente. ¡Por Dios! Sí tú eres quien me regaña cuando yo las tomo —la joven dejó salir una pequeña risita—. ¿Por qué te quieres ir?
—Estoy cansado —confesó—. Me siento estancado en esta ciudad. Miguel... Nuestra relación no la sentía bien antes de acabarse, después... estaba la universidad, mis padres... Ellos me decían que necesitaban verme, ¿sabes? Yo también los extraño mucho.
—Entiendo.
—Quiero darme un respiro de todo esto —Marc comenzó a sollozar—. Quiero cambiar de aires. Siento que no voy por buen camino aquí... Las fiestas, las... salidas de noche, mi promedio el semestre pasado no fue el mejor y... yo no quiero eso. —Hubo un momento de silencio— Miguel solía decirme cuando le comentaba que no me diera mala vida por eso, que no fuera un amargado y eso me enfurecía tanto, ¿por qué no me entendía? Difícilmente podía hablar con él sobre mis cosas, lo que verdaderamente pensaba.
—¿Fue por eso que en realidad le terminaste?
—Quería hablar con él en esos días sobre nuestra relación, pero no sabía cómo.
—¿Y por eso decidiste terminar con él cuando encontraste la llamada?
—Pues... —Marc tragó en seco— No lo sé, a veces creo que sí, pero... después pienso que fue una equivocación.
—Marc, acabas de decir que su relación no era la mejor, no te sientas culpable por lo que sucedió —aconsejó Lorena—. Las personas debemos cambiar y si nuestra pareja no está de acuerdo con eso, no podemos hacer nada. Además, así como todo tiene su comienzo, también habrá un final.
—¿Crees que mi relación con Miguel debía acabar así?
—No lo sé, pero... si entre más pasa el tiempo y ustedes siguen alejados, tal vez es porque ya llegó su final.
Miguel no podían entender el sentimiento que recorría su pecho desde el momento que Camilo le informó que Marc se iba a mudar del país. ¿Qué haría ahora con su vida? ¿Realmente no iba a poder estar con él?, ¿realmente debían separarse?
En todo ese tiempo sólo esperó a que Marc cambiara de parecer, creía que sólo sería una discusión más donde al final volverían a ser la pareja amorosa que los caracterizaba. Pero esta vez la vida le informaba que sería diferente. Esta vez se le estaba informando que había llegado el fin.
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Casados por accidente
HumorLorena está comenzando su primer semestre en la universidad después de un año de haberse graduado de bachiller. Aunque, vive un infierno en su casa por culpa de sus hermanas. Después de la propuesta de su novio Cristian de irse a vivir con él a su...