· T r e c e ·

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—¿Espero fuera?

Aparto los ojos de la entrada de la casa de Lucy y me vuelvo hacia Oliver.

—¿Es un sitio seguro?

—Eso parece.

Esta mañana tuve serias dudas sobre asistir a la fiesta, también cuando Lucy me insistió de nuevo en disfrazarnos en su casa. El instituto es un lugar seguro. La casa es un lugar seguro. Pero, ¿qué hay de los demás sitios?

Últimamente me debato constantemente entre la necesidad de protegerme, y lo mucho que el miedo me puede frenar de vivir mi vida.

Tras la tarde de entreno fallida en la piscina, Oliver me convocó de probar otro día en el gimnasio que hay en la casa. Allí me hizo correr bastante tiempo en la cinta y después de haber sudado hasta por los pies, me enseñó unos cuantos movimientos para tratar de frenar a un agresor cuerpo a cuerpo. Se supone que debo haberlos memorizado para la siguiente clase.

Spoiler: no lo he hecho.

¡Genial ese instinto de supervivencia, Novalee!

—¿Estás bien? —Pregunta cuando me mantengo callada.

—Dijiste que alguien amenazó con querer matarme —confieso—. Ahora mismo es bastante difícil no pensar en todas las formas en las que alguien podría colarse en la casa y hacerme daño.

—Yo estaré aquí, esperando —aprieto los labios y cuando no respondo, añade—. O si lo prefieres, puedo entrar contigo.

De pronto me imagino a mí misma apareciendo con él, mi supuesto novio, a una quedada que he hecho con mi amiga. Lucy pensaría que soy esa clase de chica que cuando tiene pareja se pega a ella como la lava (algo que, en realidad, no sé, ya que nunca he tenido novio). O lo que es peor: muy probablemente se sienta incómoda.

Así que sacudo la cabeza y pregunto:

—¿No te aburrirás aquí solo esperando?

—Me pagan por ello —rebate con una sonrisa ladeada—. Además, me he traído material para distraerme.

Hace un gesto con la cabeza a los asientos traseros y veo su mochila del instituto.

—Cuando Lucy y tú estéis, mándame un mensaje —añade—. Le puedes decir que yo me encargo de llevaros.

Asiento, aunque todavía no estoy demasiado convencida. Pero prefiero la idea de ir en un coche con Oliver antes que en un taxi, solas.

Además, Braxton te dijo que no te separaras de él.

¿Y desde cuando hacemos caso a lo que él nos dice, Nova? Ni que le importáramos de verdad...

Dejo a un lado mis pensamientos y salgo del coche bajo la atenta mirada de Oliver. No escucho el motor apagarse ni siquiera cuando llamo a la puerta. Hay un pequeño jardín delantero y tiene una valla que rodea la casa por detrás. No es igual de despampanante que la de Braxton, más bien se parece a la que tenía con mamá. Pero más grande. Y eso me gusta.

Parece familiar.

—¡Ya voy!

Escucho a Lucy gritar antes de que abra la puerta. Cuando me ve me da un abrazo caluroso y se hace a un lado para dejarme pasar.

—¡Te estaba esperando! Tengo todo listo para que nos pongamos manos a la obra con el disfraz.

Asiento y veo que mira detrás de mí antes de cerrar la puerta.

—¿Has venido sola?

—Me ha traído Oliver —explico. Las luces de su coche aún siguen encendidas—. Dice que luego le escribamos, que él nos lleva.

Seamos Un Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora