Capítulo 14

364 34 4
                                    

Abigail

Después de estar en casa con Maxim, había regresado a la mía a hacer cosas que como madre soltera tenía que hacer: atender a mi hija, era una de ellas.

Hoy era nuestra primera cita, y me encontraba demasiado emocionada, nunca había ido a una.

Por eso estaba tan contenta con la idea de por fin salir como una pareja normal.

Los ojos de mi mejor amiga y mi hija me tenían en la mira, no había dejado de sonreír en todo el día y ellas estaban hablando entre las dos con un tipo de clave.

—Mamá está enamorada—Comentó mi pequeña sonriendo.

—No lo estoy, solo voy a salir a cenar esta noche con un amigo.

—Es mi amigo del hospital mamá, ¿cuando lo veas lo puedes traer a casa, porfa?—Puso sus manitos en forma de súplica y me sonrió.

—Veré que puedo hacer.

—Oh sí—Dijo Leah—. Tráelo a casa, tenemos que saber quién está calentando tu corazón.

¿Traerlo a casa?

¿Podría hacerlo?

¿No era muy íntimo?

No somos nada, solo estamos saliendo y teniendo un poco de sexo casual, no creo que el quiera sentarse en una mesa con tres chicas a hablar sobre muñecas, calentamiento global y economía.

—No creo que vaya a traerlo realmente —Susurré viendo a mi hija salir de la cocina—. Realmente no somos nada y que conozca mi hogar ya es muy personal.

—Conoces su hogar, Abby. Obvio él tiene que conocer el tuyo.

—Conozco su cama, Leah. No su hogar, no sé de sus padres, no sé nada aún. El conoce a Emily por un pequeño descuido que espero no vuelva a suceder porque no los quiero ver compartir.

—Es su…

—No lo sabemos—La callé de golpe.

—Si lo sabemos y tú lo sabes, por dios, ellos dos hicieron click. No me puedes negar que es su hija.

—No voy a tener está conversación contigo, Leah. Ya estoy cansada de que siempre creas que él es el indicado para Emily y para mí.

—Está bien, no importa.

Salió de la cocina y me señaló el reloj de pared, tenía que arreglarme, ya casi se estaba acercando la hora.

—Voy a darme una ducha, nos vemos ahora —Avisé saliendo a la sala.

—¡Si! Ya casi es tu cita romántica, mami.

Suelto una pequeña carcajada y voy a mi habitación a arreglarme.

Tomé una larga ducha y salí a ponerme el vestido que había elegido para hoy, era blanco sencillo pegado al cuerpo. Mis tacones plateados, el cabello recogido en un moño elegante y un maquillaje nocturno.

Me veía bien, y también me sentía cómoda.

Tomé asiento en la cama y ví la hora en el celular, según mis cálculos estaba por llegar en unos minutos. Tenía que despedirme de Emily.

Bajé las escaleras sonriendo y mi hija volteo enseguida la cabeza, me dió una sonrisa y se acercó a abrazarme.

—Estás hermosa mamá pareces una princesa de Disney con tu maquillaje y cabello.

—Gracias mi cielo—Besé su mejilla y la cargué.

—No voy a demorarme, solo iré a cenar y regresaré enseguida.

Destinos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora