Capitulo 28

321 27 2
                                    

Abigail

Me dolía la cabeza, desde que llegué de allá no había hecho otra cosa más que pensar en Maxim y en el porqué estaba aquí. Se supone que él se quedaría en Gardenia por mucho tiempo, así no era como debía enterarse de Benjamín, es más, no tenía que saber de él.

Si, era su hijo, pero él no se dejó hablar cuando quise contarle la noticia, ahora no tenía nada para exigir. Él era mí bebé.

—Mami, ¿si viste que Maxim está aquí? —preguntó mi hija mientras coloreaba en el piso su libro de princesas.

—Si, cariño.

—Pensé que regresaría a vivir con nosotras.

—No creo que eso pase, amor.

—Si tu lo dices, mami.

Se quedó en silencio pintando a su princesa.

Benjamín estaba en mis brazos y yo estaba jugando con sus pequeñas manos, tenerlo cerca me daba demasiada alegría, era lo que siempre había necesitado y no me había dado cuenta.

Me hizo dos pucheros con sus gordas mejillas y yo le dí dos besos sacándole unas risitas.

La puerta de la casa sonó dos veces y me levanté a abrir porque Emily tenía rotundamente prohibido acercarse a la puerta.

Acomodé a mi pequeño gordo bien y abrí la puerta encontrándome nuevamente con alguien que no quería volver a ver.

—¿Qué necesitas? —Le pregunté observando sus manos llenas de bolsas con una marca de lujo que maneja ropa para bebé.

—Entregarte esto y a avisar que mañana traen algunas cosas para el bebé.

Me extendió las bolsas y cargué a Benjamín con un brazo para poder dejar las cosas en el suelo.

—Me avisarías a qué hora más o menos, o que cosas vas a traer porque realmente aquí no hace falta nada para él, todo lo tiene gracias a mí y a tu madre.

—Si, pero es mi hijo y yo le doy las cosas que a mí me plazca.

Me quedé en silencio y mi bebé comenzó a quejarse removiendose en mis brazos. Le dí unos cuantos mimos y los acurruque contra mí esperando que se calmara, pero ya era su hora de sueño. Es más, de ambos.

—Creo que es mejor que te vayas, ya es tarde y por las noches hace mucho frío. Yo tengo cosas que hacer—Le pedí amablemente.

Ben comenzó a llorar desesperado en mis brazos y Emily se levantó del suelo frotándose los ojos.

—Mami, tengo sueño ya.

Dios, se me habían juntado las horas de dormir de mis dos amores.

—Si quieres puedo ayudar.

Lo volteé a ver y miré a Benjamin y Emily.

—Está bien—Sonreí amablemente.

Cerré la puerta y comencé a caminar hacia el segundo piso para enseñarle a Maxim dónde íbamos a comenzar.

—Me puedes ayudar con Emily, ya sabes su rutina.

—Claro—Me dió una sonrisa e intentó agarrar a Emily de la mano, pero ella no se dejó.

—Yo quiero dormir contigo mami, dile que se vaya.

—Cielo, es Maxim —Le recordé.

Entramos a su habitación y ella se sentó en la cama negando y hablando sola para que él no la tocara.

Destinos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora