Capítulo 26

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Maxim

Tomé las hojas que estaban en mi escritorio y las guardé en la gaveta, revisé mi computador por última vez y lo apagué dejándolo en su sitio habitual.

En dos días tenía mi viaje para Gardenville y ya estaba dejando las cosas ordenadas para que no tuvieran dolores de cabeza mis empleados cuando no estuviera aquí.

En Gardenville iba a hacer un negocio, revisar la empresa, visitar a Landon, y a mamá que casualmente estaba de vacaciones allí.

Anoche habíamos hablado por celular y estaba algo esquiva conmigo, solo decía que quería verme pronto y que esperaba que las cosas cambiarán. No sabía a lo que se refería, pero dijo que allí duraría todos meses mientras papá terminaba de hacer negocios en Alemania.

No sabía que hacía allá sola y sin compañía, Pero me dijo que no regresaría a casa por ahora, y no iba a contradecirla.

La puerta de mi oficina se abrió y entró mi secretaria con papeles, y su tablet en la mano.

—Te tengo una mala noticia—Buscó algo en su tablet.

—Dime.

—La dueña de la cafetería que quieres comprar, ayer dió a luz en el hospital central. Lo que quiere decir que no podrá atenderte en estos días.

—¿Quién te dijo eso?

—Esta mañana hablé con la administradora del lugar y me dijo que por ahora era imposible una cita con su jefa porque ayer había tenido a su bebé y estaría fuera de la cafetería por dos meses mientras se recuperaba.

—Oh, es madre.

—Si, tiene una niña y ahora tuvo un niño. Madre soltera según la administradora.

¿Por qué estaban apareciendo tantas madres solteras en mi camino?

—¿No tiene pareja?

—No.

—¿Y el padre de sus hijos?

—No hay registro de él en alguno de los papeles de la cafetería, es como si los niños fueran inseminación artificial.

—Puede ser. Igual, no nos interesan sus hijos, solo quiero saber cuando puedo hablar con ella y ya, hablar de mi propuesta de compra con la cafetería y no más.

—No creo que quiera vender la cafetería.

—¿Por qué?

—Demoró demasiado en conseguir un buen sitio para la cafetería, no creas que la puede vender de la noche a la mañana. Tiene que mantener a…

—Realmente no me importa si tiene que mantener a sus hijos—La interrumpí—. No son míos, no es mi problema. Yo solo quiero una cosa.

Sonaba duro, pero era la verdad. No eran mis hijos, no tenía porqué preocuparme por su bienestar, la última vez que me fijé en una mamá soltera no resultó nada bueno de allí.

No volvería a tener compasión con nadie..

—Si, pero

—Nada de eso importa. Si tuvo para comprar la cafetería, tiene para ponerla en otro lado, así de sencillo.

No respondió nada, simplemente asintió y guardó los papeles.

—¿Entonces?

—Entonces vas a hacer lo posible para tener una cita con esa mujer, no importa si acaba de tener un bebé. Está consciente para poder cruzar un par de palabras respecto a la cafetería.

Destinos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora