Capítulo 16

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Maxim

Durante todo el día, Abigail estuvo pensativa, ella creía que no lo notaba, pero era evidente, no había salido a almorzar, no se tomó su café de la tarde y cuando le hablaba tenía que repetir las cosas dos veces porque no estaba prestando atención.

No le dí mucha importancia, porque realmente no éramos ese tipo de amantes, solo teníamos sexo, su vida privada no me importaba.

Ya se había hecho de noche y solo quedamos ella y yo en el edificio, recogí mi maletín, y pasé al lugar de trabajo de Abigail dónde estaba hablando por celular en un susurro para que nadie se diera cuenta.

—Cuando llegue a casa arreglaré eso, Leah. Ya salgo para allá. Necesito que estés pendiente de Emily —Dijo en un susurro.

¿Algo le habría pasado a su hija?

—Si, ya estoy saliendo, en serio. No me hagas la noche más difícil, ya nos vemos.

Colgó y tomó su bolso caminando fuera de su escritorio, antes de que se diera cuenta salí caminando normalmente para tomar el ascensor, y ella venía detrás de mí también para bajar por aquí.

Ambos nos subimos en el sin decir una sola palabra, ella estaba en su teléfono viendo algo y yo no quería hablar ahora con nadie. El elevador nos dejó en el primer piso y ella salió al estacionamiento buscando su auto, yo hice lo mismo sin decirle una sola palabra y salí de allí.

Conduje hasta mi casa y el auto de Landon estaba afuera, ya tenía visita.

Me bajé y estacioné mi coche al lado del suyo, abrí las puertas de la mansión y me encontré a mi mejor amigo caminando de un lado a otro con el teléfono en la mano desesperado.

—Te dije que no quería errores, maldita sea. Sabes que tengo muchos problemas ahorita y con esto estás sumando más. No quiero hablar contigo, no ahora—colgó y me volteó a ver frustrado.

—¿Problemas en el paraíso? —Me senté frente a él y serví una copa de whisky.

—Muchos malditos problemas.

—¿Cómo cuál? ¿Es muy grave?

—Voy a ser papá—Suspiró empinándose el vaso con licor. 

—Eso es genial, creo. Tú y Alexandra querían hijos, ¿no?

—No es con Alexandra, las cosas con ella van cada vez peor.

—No me digas que…

Asintió asustado, tocándose la cara.

—Me dijo que se estaba cuidando, yo no quiero tener un bebé. No ahora.

—Y yo no quiero tenerlos nunca—Respondí tomando mi trago.

Los bebés eran tan caóticos, que odiaba verlos llorar.

—¿Y que piensas hacer? —Pregunté.

—Por ahora no quiero verla, no quiero saber de ella, no sé cómo vamos a deshacernos del problema, no sé si va a tenerlo, pero si estoy seguro de que no lo quiero conmigo.

—Entonces déjala sola y ya, dile que no quieres nada con ella y que se deshaga del problema. Fácil.

—Estoy pensándolo aún.

Nos quedamos hablando un poco más sobre el problema del embarazo y lo que tenía pensado hacer en estos días. Se fue dos horas después y me quedé completamente solo observando mi celular.

Tomé una ducha e hice mi rutina de noche como lo hacía siempre y fuí a la cama revisando mi teléfono por última vez. Ví algunos estados en WhatsApp e historias de Instagram hasta llegar a la de Abigail, era una foto de su hija cuando era una bebé y la tenía recostada en su pecho desnudo completamente dormida.

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