Capitulo 29

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Abigail

El día amaneció demasiado soleado, Emily ya estaba en la escuela y Ben estaba en su cuna jugando con los sonajeros que tenía allí dentro. En unos minutos llegaba la niñera y él ya estaba para recibirla.

Terminé de arreglarme y revisé las notificaciones de mi WhatsApp, las pruebas de ADN ya estaban en el hospital, está mañana llegó el abogado de Maxim a llevar las muestras con una doctora y ahí aproveché para que le hicieran una con Emily también, si quería responder por Benjamín, también tenía que contarle cómo era padre de mi hija.

El toque en la puerta me alertó y abrí la puerta encontrándome con la niñera de los niños, Elia.

—¿Cómo estás? —Pregunté con una sonrisa viendo como se acercaban a la cuna de mi bebé.

—Bien, ya extrañaba este chiquito.

—Y él te extrañaba, por lo visto—Sonreí al ver cómo Ben reía en los brazos de Elia.

—El sentimiento es mutuo.

Le dí una dormida y tomé mi bolso dando un último vistazo en el espejo de mi sala.

—Lo cuidas bien, iré por Emily cuando me desocupe de mi reunión. Me avisas cualquier cosa, por favor—besé la frente de mi chiquito.

Me despedí de Elia y salí de la casa directo a la Cafetería. Ya me habían dicho que me estaban esperando para la reunión, iba un poco tarde, pero el ser madre soltera me consumía demasiado y el tiempo se pasaba volando cuando estaba con los niños.

Pensé que el tráfico sería un problema, pero realmente no fué así. Llegué a la cafetería y estacioné mi auto cerca de otro de color negro, creo que era el del señor que quería hablar hoy conmigo, porque nunca había visto este auto aquí.

Salí del auto y me adentré en la cafetería.

—Buenos días—Dije en voz alta.

—Buenos días, señorita—Respondió una voz coqueta.

Volteé a ver a la mesa que estaba en la ventana y me encontré con Maxim y un hombre de traje gris que traía una barba espectacular.

—¿Qué haces aquí? —Pregunté dejando mi bolso en el mostrador.

—Tomando un café, y esperando al dueño del sitio para hablar.

—¿Qué quieres hablar conmigo? —Me crucé de brazos.

Yo sabía que hoy era la reunión con él para la compra de la cafetería, pero no iba a ceder.

—¿Eres la dueña de la cafetería? —preguntó el hombre a su lado.

—Si, mucho gusto. Soy Abigail Clark—Extendí la mano y él la tomó con una mirada juguetona.

—Soy Christoph Harrison, soltero y a tu disposición.

Solté una risa y me senté en la mesa con ellos.

—¿Qué quieres, Maxim? No voy a venderte la cafetería y lo siento mucho, creo que la administradora te dijo que no estaba a la venta. Entonces no vengas a insistir porque no te voy a vender el lugar favorito de Emily.

—¿Quién es Emily? —preguntó Christoph.

—Mi hija.

—¿Tienes una hija?

—Dos hijos, de hecho—completó Maxim.

—Si, tengo dos hijos. Soy madre soltera y estoy feliz con mi proceso.

—Oh, pues que bien que seas madre soltera.

Le dí una sonrisa y miré a Maxim.

—Ya dije que no está en discusión vender la cafetería, así que busca otro sitio el cual quiera ser comprado, pero mi negocio dejalo en paz.

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