Si, el miedo me ha atacado incansablemente y ese momento en específico es uno de los que me arrepentiré todos los días de mi miserable realidad, porque lo que más temí que pasara, ahora se está materializando.
Perderé a mi alma gemela y el único cul...
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Especial TaeTen.
Jeno no mentía al hablar sobre la pronta formalización de la relación de su hermano, la verdad es que era muy obvio que se amaban de manera descabellada. Se veían cada vez que podían, incluso, el extranjero trataba de coordinar sus días libres con los del pelirrojo.
Esa tarde, el pelinegro estaba agotado, tuvo una semana agitada y trabajó sin parar en urgencias por un accidente múltiple que había ocurrido en el centro de la ciudad. Taeyong había pasado por él luego de que finalizara su turno doble. Antes de arribar a su hogar, se desviaron hacia un restaurant especializado en Hot Pot que el menor adoraba y disfrutaron de una deliciosa comida para reponer un poco de fuerzas.
Llegaron al apartamento cerca de las 4 de la tarde. El pelinegro apenas había logrado quitarse los zapatos debido al cansancio por lo que Taeyong lo cargó entre sus brazos hasta la habitación, recostándolo con ternura sobre la cama. Le abrazó por la espalda cuando se acomodó y dejó cortos besos en su nuca hasta que ambos cayeron en los brazos de Morfeo. Con Ten no había preocupaciones, con él se paraba el tiempo y sus angustias no tenían cabida. El simple hecho de tenerlo a su lado, acurrucado cerca de su cuerpo, le hacía descansar de verdad.
El menor despertó somnoliento, le costó un par de segundos enfocar sus ojos y reconocer el lugar en el que se encontraba pero al darse cuenta de dónde estaba, se sintió apenado por haberse dormido así como así. Miró la hora en su reloj de pulsera y suspiró, 18:50. Volvió a aferrarse al cuerpo semi desnudo del pelirrojo e inhaló su aroma, embriagándose completamente de él. Dejó suaves caricias en su piel sin querer arruinar su sueño. Taeyong tensó levemente sus músculos cuando sintió como los dígitos ajenos le tocaban y le abrazó con cuidado.
— Hey, ya despertaste.— Su voz era mucho más grave luego de despertar y le hacía exaltar. — S-siento haberme dormido, Yong. — No sientas nada, precioso. Estabas tan agotado que ni siquiera te enteraste cuando te dormiste.— Llevó su diestra hasta el rostro del menor, acariciando sus mejillas. Mordió su propio inferior y rozó sus narices con cariño.— ¿Pudiste descansar?
Chittaphon asintió antes de posar sus labios en los impropios, dejando un casto beso en ellos. El mayor abrió los ojos algo sorprendido y sonrió al notar el sonrojo tierno que comenzaba a asomarse en las mejillas ajenas.
— No puedo creer que mi tímido Ten me haya robado un beso.— Tocó la punta de su nariz con el índice y el menor desvío su mirada, nervioso. Apretó un poco sus labios antes de alejarse del cuerpo ajeno producto de la vergüenza. El mayor soltó una suave carcajada y tomó nuevamente su rostro entre sus manos para que le mirase.— Por favor, cariño. Deja de alejarme.— Hizo un puchero abultado, viéndose adorable.— No voy a morderte a menos de que tú quieras que lo haga. — Ay, Yong.— Tapó su rostro sonriente, moviendo su cuerpo en un pequeño berrinche, aún más avergonzado por sus palabras. — Entonces, ¿Por qué me alejas? — Lee Taeyong, tú no sabes lo que de verdad provocas en mí. Yo no soy como otros chicos y — El pelirrojo rodó los ojos sin escucharlo del todo y lo calló de golpe cuando volvió a besarle.