Si, el miedo me ha atacado incansablemente y ese momento en específico es uno de los que me arrepentiré todos los días de mi miserable realidad, porque lo que más temí que pasara, ahora se está materializando.
Perderé a mi alma gemela y el único cul...
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Mi vista está nublada, siento el intenso olor a gasolina y el sabor a sangre en mis labios, mi pecho está apretado y mis manos torpes se sitúan frente a mi rostro, al final las logro distinguir y el pánico me inunda. Reviso a mi alrededor y caigo en cuenta de lo sucedido cuando noto a mi compañero inconsciente. Grito y mi voz no se escucha, trato de alcanzarlo con la punta de mis dedos y no puedo porque cada vez está más lejos de mí, su precioso rostro está manchado de sangre y de pronto su voz resuena en lo más recóndito de mi ser.
— Si muero, será tu culpa...
Abro mis ojos desesperado, con la respiración agitada y bajo la mirada preocupada de mi novio, quien acariciaba mis cabellos con delicadeza.
— Cariño, ¿Estás bien? — Si... Solo fue una pesadilla.
Despego el dorso de mi cuerpo de la cama y apoyo mis codos en mis muslos, tratando de calmarme. Agradezco que Ten este a mi lado, su voz entona alguna canción, me abraza con cuidado por los hombros y me deja hundirme en su piel desnuda, ahogándome con su aroma frutal.
Así ha sido mi vida en los últimos meses y, aunque Chittaphon sea mi universo entero, no puedo sacar a Jaemin de mis recuerdos, no puedo evitar culparme de todos los males que ha vivido después del accidente y no puedo impedir que mi corazón se estremezca cuando estoy a su lado.
— Yong, tengo turno en el hospital, ¿No te molesta si me voy antes? — Me sonrió, dejando un beso en mi mejilla que me sacó de todo trance en el que podía estar.— Volveré temprano y haré la cena. — Claro, precioso. — Veré si Jaemin está despierto, así lo llevo a la universidad y tú te quedas más tranquilo.— Asentí, viendo como se alejaba para tomar una ducha.
Comencé a vivir en un nuevo apartamento con ambos hace unas semanas, se han vuelto bastante cercanos y agradezco que Nana ya no esté solo. Desde que Jeno salió del hospital no le ha vuelto a hablar, cada día está más cabizbajo y lo escucho llorar todas las noches hasta que se duerme. Me levanté despacio, cubriendo mi cuerpo con una camiseta blanca y los pantalones de pijama, cuando salí de mi habitación descubrí el delicioso aroma de café proveniente de la cocina y al acercarme, vi como Jaemin terminaba de poner la comida en la mesa, tomando una taza cargada de café de grano y comiendo un tostada con rapidez.
— ¿Oh? ¿Ya despertaste? — Si, Ten debe salir pronto. — Les hice el desayuno.— Me sonrió y volvió a comer.— Pero debo irme ahora, si no el profesor Shim me pondrá un retraso y ya tengo muchos.— Tomó su mochila con la tostada en su boca y dejó un beso algo pegajoso en mi mejilla.— Nos vemos en el campus.
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