Si, el miedo me ha atacado incansablemente y ese momento en específico es uno de los que me arrepentiré todos los días de mi miserable realidad, porque lo que más temí que pasara, ahora se está materializando.
Perderé a mi alma gemela y el único cul...
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Tres chicos diferentes, cada uno en su propia habitación, sacando ropa desde sus armarios y ordenándola en varias maletas que llevarían a sus destinos finales. Y es que, los planes a futuro de cada uno ya no eran los mismos que hace un tiempo, porque el objetivo principal de todo esto era sanar sus heridas. Cada uno de ellos era víctima de un corazón destrozado y tuvieron que llegar a circunstancias extremas para notarlo. Uno de ellos volvería a sus raíces, otro cruzaría el mar para escapar y el tercero, debido a su sentencia, sería internado en un centro de salud mental.
Y era éste último quien más tranquilo estaba, a pesar de que el lugar al que iría le era totalmente desconocido. Las pocas pertenencias que puso en su maleta eran más que nada recuerdos, algunas fotografías que le permitieron, sus libretas y libros de estudio. Chenle miraba atento cada uno de sus movimientos sentado sobre su cama mientras que Jaehyun le esperaba en la planta inferior, haciendo algunas llamadas para la protección del chico que amaba.
Tres toquidos en la puerta hicieron que el mayor de todos saliera de su ensimismamiento. Abrió sin mucho cuidado, creyendo inocentemente que se trataba de alguno de los oficiales que les esperaba fuera. Grande fue su sorpresa al ver los ojos de quien estuvo evitando por días. Ojos negros como la noche, al igual que su impoluto traje y camisa, una sonrisa que le causaba escalofríos y un cigarrillo a punto de acabarse en su mano derecha.
— ¿Q-qué haces aquí?
— Solo vine a hablar, Jae.— El castaño apretó sus puños, casi queriendo romper esa maldita sonrisa de un puñetazo. Él rió, desabotonando su saco y dejándole ver una pistola calibre 45 que reposaba en su cintura antes de botar la colilla del tabaco.— No me hagas perder el tiempo y llámalo antes de que pierda la paciencia.
Jaehyun suspiró, dejando pasar al monstruo que le atormentaba. Subió las escaleras e ingresó con cuidado a la habitación de RenJun. Sus miradas se conectaron y el terror en los ojos del mayor le dieron a entender lo que pasaba. El menor paró todo lo que hacía, su semblante calmado pasó a uno más serio.
— Lele, necesito que vayas a tu habitación. Cierra la puerta con seguro y escucha algo de música alegre con los auriculares. — Ren, pero, ¿Por qué? — Pase lo que pase, escuches lo que escuches, no bajes hasta que yo te lo diga. — Hwang RenJun, ¿Qué está sucediendo? — Nada de lo que debas preocuparte, solo haz lo que te pido, por favor. — Pero, R — ¡Pero nada, ChenLe! — No dejó que su amigo terminase de hablar.— Vete a tu maldito cuarto, ahora.— El más pequeño miró a sus mayores, se acercó a su amigo y le dió un corto abrazo, cargado de tristeza y miedo. — No quiero que me alejes, Ren.— Aquello lo dijo en su idioma natal. El nombrado correspondió a sus actos y terminó despeinando sus cabellos azabaches. — Y yo no quiero que te pase algo.— Al igual que su amigo, le respondió en el mismo idioma.— Jae, sácalo de aquí, tengo que hacer las cosas bien por una vez en mi vida.