24

171 12 8
                                    

Suzuka pov:

Al ver a Yui bajar fui casi corriendo hasta ella, con los nervios a flor de piel.

-¿Cómo está?- la agarré de los hombros -¿Aún está inconciente?-

-Acaba de despertar Su- me alejó de ella -Se ve conmocionada por lo ocurrido-

-¿Te hizo preguntas?- froté mis manos con nerviosismo.

-Me preguntó que hicimos con los cuerpos de su padre y esos hombres- abrió la heladera y sacó varias cosas -Le dije que Yoshio y Soūta se habían encargado de todo-

-¿Preguntó por mí?- una pequeña llamita de esperanza habitaba en mi corazón.

Negó y yo suspiré algo decepcionada y triste.

-Le dije que te habías preocupado mucho por ella, no me hizo preguntas de nada con respecto a ti- suspiró y me miró -¿Por qué no subes a verla? Yo en un momento le subo la comida-

-Gracias- le besé las mejillas y empecé a subir casi corriendo las escaleras pero me detuve de sopetón -¿Por qué no me detienes? Te pones muy estricta con la enfermería- la miré confundida.

-Necesitan un momento a solas- se encogió de hombros -¿No crees?-

-De verdad muchas gracias- sonreí y seguí mi camino muy nerviosa.

Al llegar a la puerta, toqué con los nudillos y esperé con la mano en el pomo.

-¿Yui?- escuché su voz algo triste y tomada, ¿había estado llorando?...

-Soy Suzuka, ¿Puedo pasar?- esperé en silencio mordiendo mi labio inferior.

-Claro Su~chan- respondió por lo bajo.

Abrí la puerta lentamente y la miré, abrazaba sus piernas y el pelo le cubría la cara.

-Moa...- me senté en el borde de la camilla y no me dio tiempo de decir nada más porque me echó los brazos al cuello y se puso a llorar -¿Qué pasa?- le acaricié el pelo y abracé su cintura.

-Mi vida fue una mentira Su~chan- sus lágrimas caían en mi cuello -No fui más que un instrumento para mi papá-

-No eres un instrumento, eres un maravilloso ser humano al que le han pasado cosas horribles- suspiré y aferré su cintura para pegarla más a mí -Para esa gente miserable lo serás pero para las chicas y sobretodo para mí no lo eres; tú eres muy dulce, considerada y buena, la chica de mis sueños, mi compañera y mi razón de existir justo ahora, nunca serás otra cosa- besé su hombro y cerré los ojos, disfrutando de su aroma y su momentánea cercanía.

-Perdóname por todo- sus dedos se aferraban a mi cuello, acariciando mi piel y mi pelo -No debí tratarte así Su-

-No tienes que pedirme perdón- sonreí levemente y la alejé un poco de mí para así limpiar sus lágrimas.

-Pero me comporté horrible contigo, te dije cosas feas sin pensar- hizo puchero mientras una nueva sucesión de lágrimas caían por sus mejillas.

-Puede que sea algo pesada- besé su frente con cariño.

-Enserio perdóname- pronunció más su tembloroso puchero -Sé que quieres lo mejor para mí, quieres cuidarme y velar por mi bienestar pero por idiota menosprecié tus atenciones- miró sus manos con pena.

-A ver si esto responde tu plegaria- la alejé de mí, tomé sus mejillas, limpié sus lágrimas otra vez y uní sus labios con los míos.

Ansiaba tanto volver a sentir sus labios que la emoción me embargó entera al ella corresponderme, el acople perfecto aún existía, la sincronización estaba ahí todavía, el sabor a miel nunca me supo tan dulce como en este momento.

Feromonas y heroína (TEMPORADA UNO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora