XXVI - Nada

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Michael encendió el auto, observó de reojo a Jonathan con el móvil escribiendo y con la botella que le obsequio a un lado.
Saco su teléfono también, pero él lo hizo para tomarle una foto.
Luego guardo el móvil devuelta.

Estaba decidido a recopilar momentos para no olvidarse de ellos después.

—¿Éso fue un flash?

—Sí, también tengo una foto tuya el día del festival a beneficio, es de cuando te vi por primera vez en persona ¿Recuerdas? Jonathan, quiero seguir llenando mi galería de fotos tuyas.

—Vamos, no puedes decir cosas así sin esperar que no haga nada.
Si sigues hablándome bonito, no nos iremos jamás de aquí.
No querrás tenerme todo el tiempo encima de ti besándote, tocandote, rodeandote siempre, Michael no quieres éso.

—Lo quiero, nunca tendré suficiente de ti. Pero entiendo a lo que te refieres, conduciré.

—Te compensaré, lo prometo.

Jonathan se hundió más en el asiento, una parte de él quería oír más y la otra deseaba que parara, sentía que no podía ilusionarse demás.
Todavía no podía, ni debía hacerlo, no hasta sentirse seguro.

El problema es que alguien como Michael se lo hacía difícil, el poder amarlo parecía bastante fácil, tanto que le era imposible no sentir cosas por él.
Quería poseerlo, amarlo, estar sólos sin hablar, haciendo de todo y nada a la vez, únicamente disfrutando de la presencia del otro.
Era difícil no buscarlo con la mirada, el contenerse de besarlo o tocarlo, no podía alejarlo aunque quisiera.

A medida que pasaba el tiempo con él, deseaba mucho más.

Estuvo todo el camino entrelazado a él, y el despedirse le era complicado

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Estuvo todo el camino entrelazado a él, y el despedirse le era complicado.
No sabía que decirle, ni tampoco encontraba la forma de pedirle que no se fuera.
Quedó debatiendo consigo mismo, Michael no le dijo nada, solamente se bajo del auto y le abrió la puerta.

Luego le tendió la mano para ayudarlo a bajar, «él era imposible, imposiblemente suyo».

—Descansa —le dijo suavemente, después postro un beso en su mejilla—, gracias por no salir huyendo y entenderme.
Rompiste mis expectativas, me siento más libre al saber que no tengo más que ocultar contigo.
Hasta mañana, Jonathan.

—Hasta mañana, Michael.

Le dedico una última mirada, después volvió a subir al automóvil.
Era hora de irse de ahí, era momento de comprar un espejo nuevo.
Jonathan en cambio vaciló un poco, no estaba tranquilo, sentía el alma pesada.
Abrió la puerta del auto de nuevo, se inclino un poco y lo besó.

«Buenas noches, cariño» mencionó, posteriormente cerró el auto de vuelta, era hora de entrar a casa.
No sabía que sentía con exactitud, pero tenía una sensación asfixiante llena de adrenalina.

El Perfil Del Novio De Mi Ex [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora