El Perfil Del Novio De Mi Ex [Corrigiendo]

LXX- Memorias

«Un vistazo al pasado».

Epílogo.

El Perfil Del Novio De Mi Ex.

Michael Spencer había salido un poco antes del trabajo, llevaba cuatro años con su novia Sara, la mujer de sus sueños, con la que soñó toda su vida.

La persona que lo acompañó durante largos nueve años, aquella con la que quería casarse.
No sé veía con una mujer que no fuera Sara, no existía otra después de ella, le había jurado protegerla.
Se lo prometió a Sara cuando murió su madre Marcela, en medio de un profundo dolor y un abogado llanto.
Quería tener la familia que nunca tuvo, él sería un esposo ideal, no sería nada de lo que fue su padre.

Haría las cosas diferentes a pesar de no saber cómo hacerlo.

Fue a comprar un anillo para proponerle matrimonio a su novia, el más bonito que encontro, después iría a mostrárselo a su madre de forma simbólica.

Por ello visitaría la tumba de su fallecida madre, quería hablar con ella.
Al llegar al cementerio y ver la lápida se sentó a un lado, después puso el ramo de rosas sobre la lápida.
No sé sentía sólo estando cerca de su tumba, al contrario, volvía a sentirse acompañado.
Aún así extrañaba su presencia física, pero esta era la única forma de sentirse cerca de ella.

Esperaba que al menos lo escuchará en dónde quiera que estuviera.
De todas formas quería desahogarse, aunque Marcela no lo escuchará.

—Mamá, me voy a casar con Sara, estoy seguro de que no encontraré a alguien mejor que ella.
Ha estado conmigo durante tanto tiempo, en todos los momentos más bajos de mi vida, estuvo cuando te fuiste, ha estado para mí desde entonces.
No creo que exista otra manera de recompensarla, ni de pagarle todo lo que ha hecho por mí, además ya asimilé la idea de no ser padre, estoy dispuesto a renunciar a éso.
Ella no quiere tener hijos, no voy a obligarla, así que seremos sólo yo y ella.
Solamente quería hacértelo saber.
Creo estar seguro de que Sara es la mujer con la que siempre soñé toda mi vida, es lo que quería ¿No? ¿Recuerdas mis metas de vida? Casarme, ser un buen esposo, tener a alguien a quién proteger, tener hijos, lograr tener un hogar cálido.

Tomó una de las rosas blancas que le había traído a su madre, solían ser sus favoritas y le recordaban a ella.
Probablemente no estaría su madre con él cuando se casará, pero estaría su presencia en cada rosa del lugar.

Creía que de algún modo la tendría cerca, aunque no fuera de forma directa.

—Voy a estar sólo el día que me case, quisiera que estuvieras ahí, con papá las cosas siguen estando mal.
Él no ha hecho el intento de acercarse, ni yo tampoco.
Todo lo que tengo es a Sara, es lo único que conozco, pero a veces me preguntó si hay algo más en el mundo para mí, algo, lo que sea.
Por qué a pesar de que tengo una carrera medianamente exitosa, de tener a mi novia, e incluso teniendo la aceptación de su familia, sigo sintiendo que me falta algo.
No he encontrado llenar el vacío con nada —suscitó con amargura mientras abrazaba sus piernas—, ni siquiera sumergiendome de lleno en mi carrera, he estado volviendo a casa más tarde con tal de no estar ahí.
Ésa es la razón principal por la que quiero casarme, creo que es la pieza que le falta a mi vida.
Te agradecería si me das una señal, quiero tener la certeza de saber que estoy haciendo lo correcto.

Vió las hojas correr, la brisa del viento pegaba en su rostro, incluso las rosas blancas iban deshaciendo sus pétalos poco a poco.
Era hora de regresar a casa, parecía que se acercaría una tormenta.

Y aún así no quería irse.

—Todavía no tengo idea de cuándo le entregaré el anillo a Sara, todavía no lo sé, pero espero ser feliz a su lado.
La quiero de verdad, le tengo... éso, un cariño por estos años que hemos estado juntos.
Creo estar convencido de que es la mujer de mi vida, espero tener tu bendición.
Lamento tener que elegir el día de tu cumpleaños para hablarte de mis problemas personales, de mis indecisiones, pero no tengo a nadie más que contarle.
La cima de mi carrera es bastante solitaria, es difícil que las personas se acerquen a mí, no puedo tener una amistad verdadera, al menos no ahí. Fuera de ése mundo no poseo el tiempo suficiente para conocer nuevas personas.
Menos ahora que me han cargado varías responsabilidades, también estoy a cargo del tema financiero dentro de la firma, debo atender a clientes especiales, supervisar nuevos empleados, entre otras funciones.
No tengo demasiado tiempo, ni Sara tampoco, últimamente la he sentido tan lejana a mí, probablemente se resuelva cuando vivamos juntos.

Le susurró un «espérame», después fue al auto, trajo un pequeño pastel individual, junto con una vela.
La puso frente a la lápida, luego encendió la vela.

—Feliz cumpleaños, Mamá.

Partió el pequeño pastel en dos partes y tomó una rebanada, era lo primero que comía en el día.
Se quedó un poco más con ella, estuvo contándole acerca del último caso que había tenido, además de sus dudas al respecto.

—Si supieras como es mi vida desde que te fuiste, estarías enojada conmigo.
Me cuesta despertar por las mañanas, así que cada vez llego más tarde de lo que debería, si no fuera por el puesto que tengo, desde hace tiempo me habrían despedido.
El café y yo somos los mejores amigos, a veces es lo único que necesito traer en mi sistema.
Tampoco he sido el mejor novio para Sara, pero a partir de ahora, trataré de esforzarme de ahora en adelante, le daré una sorpresa el día de hoy, quiero revivir nuestra primera cita y bailar con ella como en los viejos tiempos, me esforzaré para hacerla feliz.

Michael se sentía mucho mejor, el desahogarse al lado de la tumba de su madre Marcela le había reconfortado.
Este era uno de sus días más felices en lo que va del año, por qué había podido visitar a su madre y pasar su cumpleaños cerca de su tumba.

Ahora sólo restaba marcharse de ahí e ir a ver Sara, le compraría un ramo de rosas también.