Solo tú y yo. || Matías Recalt (PAUSADA TEMPORALMENTE)

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Estaba en mi departamento en el sillón pensando en donde podría estar Matías, me daba vueltas en la cabeza que de pronto se haya ido de la nada. Pero también me preguntaba el por qué me la pasaba pensando en él. Las horas pasaban y ya las manecillas del reloj estaban marcando casi las doce de la noche.  Eran las once y cuarenta y cinco. Decidí ponerme pijama y me puse a revisar mi celular y las redes sociales.

Cuando siento que mis ojitos se están cerrando, mientras yo estoy en el sillón en forma de huevo por el frío que hacía. Escucho como tocan al timbre de mi nueva morada. Despierto un poco adormilada preguntandome quien sería, Matías tenía sus propias llaves del departamento. Me parecía extraño.

Aparece la rompe pelota de María, está en pijamas. Trae con ella un saco de dormir y unas papas fritas. ¿Y esta que?. Quizás estoy siendo muy pesada con ella, y lo notó.

—Hola Alicia. ¿Como estás linda?.— Preguntas mientras con un brazo me da un fuerte abrazo. No notó nada.

—Todo bien,— Me hago a un lado de la puerta cuando logro salir de su abrazo.— Pasa.

—Gracias. Te quería preguntar algo, espero digas que si.— Empieza diciendo con una gigante sonrisa dibujada en su cara. —¿Querés hacer una pijamada?.— Grita emocionada.

—Shh,— Intento pedirle que baje el volumen, la cual ella se disculpa con una sonrisa. — Ehh.. Esta bien, supongo.

—¡Genial!. Como ya sabia que ibas a decir que si, vine preparada de una.— Dice moviendo su saco de dormir y las papas fritas. — Podemos ver pelis, ver series, hablar de chismes.— Dice mientras mira a todos lados caminando por la casa disimuladamente.

En un momento la puerta se abre y se ve como Matías todo abrigado entra al departamento con una bolsa. Este al ver a María se sorprende, va a saludarme un poco extrañado. En cambio María estaba más feliz que nunca, esta corre hacia él y de un brinco lo abraza. Matías solo recibe el abrazo para no quedar mal supongo.

—Hola Alicia.— Dice este dejando la bolsa a un lado de la cocina mientras reposa su mano en mi cintura y me da los típicos dos besos en las mejillas.

—Hola.— Sentía que necesitaba preguntarle donde andaba pero no era un problema mío.

Este se acerca a mi oído, al ver que María ya estaba acomodando su saco de dormir más allá. —¿Que hace María acá con pijamas y un saco? ¿Que, se va a quedar a dormir?.— Me pregunta aún con su mano en mi cintura con una cara de frustración.

—Y sí, llegó hace poco, me pregunto si quería hacer una pijamada, y puta la vi muy emocionada pa' cagarle la emoción. —Le explico, este solo bufa y asiente.

—Bueno chicos ¿Que tanto secreto?.— Dice María acercándose.— Vengan, vamos a ver una película juntos. Vení Mati.

"Vení Mati"

Ya. Ok.

Y este como le gusta estar rodeado de minas se queda, obviamente.

Sentados en el sillón, de un lado estoy yo, a mi lado esta María, y a su lado esta Matías, tratando de estar a una distancia prudente de la antes mencionada.

Ya se estaba volviendo aburrido, ya llevábamos casi dos películas.

—Necesito ir al baño ya no aguanto más, espérenme eh.— Dice María parándose en dirección al baño.

Cuando se escucha que la puerta se cierra Matías rápidamente se acomoda a mi lado. Puso su cara en mi hombro mientras me mira.

—Hola.— Dice otorgándome una sonrisa. Yo me rio saludándolo de vuelta.— ¿Desde cuando vos sos tan amiga de María?.—Me susurra.

—No soy su amiga, pero no está mal tener compañía, aparte que tu no estabas así que eso.

—¿Era necesario que se quedara a dormir?.— Yo solo río ante su pregunta.— Yo había ido a comprar las gomitas que comimo' en el bus para ver películas acá. — Hace una cara triste a propósito, yo lo molesto haciendo lo mismo pero mas exagerado.

—Bueno chicos volví.— Al mirarnos se extraña, ya que Matías no se mueve.— Mati podes volver allá, ya volví.— Repite.

—Estoy bien acá flaca, no te preocupes.— Se acomoda más ahora pasando una pierna encima de la mía, además, pasando una mano  por mi cintura para apegarse más.

María al ver eso se incomoda un poco. Cuando termina la pelicula la antes mencionada toma sus cosas y nos dice:

—Ehh chicos yo me voy, se me había olvidado decirle a Lucas y quizás está desesperado al no saber donde estoy. Adios.— Dice cerrando la puerta de golpe.

—Matías, —Lo despierto.— Se fue María.

—¡Finalmente!.— Dice saltando de mi lado para pararse.

—Que pesado con la pobre chica.— A mi igual me caía maoma pero bueno, mejor me quedo callada.

—¿Que decís boba?. Si a vos también no te llena esta tipa.

—Que pesado que sos bobito.— Lo molesto tratando de hacer su acento.

—¿Ah sí?.— Se acerca lentamente a mí, que yo seguía aún en el sillón.

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