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Sentía como mi corazón palpitaba fugazmente con un dolor inexplicable. Me dolía el pecho, sentía como este se me estrujaba y me desgarraba todo mi cuerpo. Mis ojos ardían hasta más no poder, me dolía todo mi corazón, sin exagerar.

Mi vista se me llegaba a nublar en algún momento, me costó llegar a mi habitación sin casi desmayarme.

Estaría infinitamente agradecida si pudiera despertar y encontrarme lejos de este departamento. Han ocurrido demasiadas cosas estos días acá. Me odiaba mucho ahora mismo, por permitir que estas cosas pasaran y no darme cuenta.

Mis manos temblaban, indecisas sobre dónde reposarse, mi mente daba vueltas incontroladamente sobre-pensando mis sentimientos más profundos y guardados que tenía.

No podía creer, me falló como nunca antes lo había hecho, no era una de las primeras veces, pero esta si me dolió como nunca. Me sentía debastada, abrumada, perdida, no sabia que iría a pasar después de esto.


























Cinco horas antes...








—¿Y?.— Dice empujando con su hombre el mío que estaba a su lado. Levantando sus cejas rápidamente en una forma picara. —¿Que pasa con este chabón?.

—Estas en cualquiera Emilia,— Ruedo los ojos.— Entre él y yo no pasa nada hueona. —Le digo honestamente mintiendo mientras suelto una sonrisa desganada.

—Ah... pero vos querés que pase algo. Esa sonrisa la conozco.

—Y, no sé Mily. —Digo tomando una calada de mi cigarro y expulsándolo segundos después. Tomando una pausa muy breve. —Aparte tiene novia. Yo ahí no me meto.

—Mentira. —Dice volviendo a mirarme con una cara de culo. No creyendo lo que dije.

—Te lo juro. Es muy raro todo, de repente está con ella, pero después resulta que ni habla con ella, esa huea' me tiene como confundida hueon.— Termino apagando mi cigarro, oliendo y exhalando todo el humo que se escapa por mi boca y un poco por mi nariz.

Sentía como el viento pasaba por todo mi cuerpo, como el viento me envolvía en un frío tremendo con sus brisas rapidísimas. Las dos estábamos sentadas en la pequeña terraza que teníamos con Matías en el departamento. Pasando el rato mientras conversábamos de la vida y que tal han sido estas semanas sin haber hablado tanto.

—¿Como no va a pasar nada entre ustedes?. Si viven juntos, vos tenés una suerte Licy.— Suelta una carcajada.

—No sé si suerte sería la palabra indicada, pero ponéle.

—Apa, —Se sorprende al tono que usé.— La convivencia con Matías te tiene más argentina boluda. Ni conmigo te pasaba eso. Y eso que pareciera que vivíamos juntas antes, nos veíamos todo el tiempo.

—¿Que estai' hablando culia'?.— Sonrío ante su comentario que soltó sobre el antes mencionado, que me causó gracia. Ya que no se había equivocado.

Solo tú y yo. || Matías Recalt (PAUSADA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora