Prólogo

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LDE había acabado con casi todos. Un puñado de supervivientes no representaba nada para él; la verdadera satisfacción residía en contemplar los rostros perturbados de aquellos que habían disfrutado del privilegio de observar y juzgar el mundo desde el cielo, mientras él sostenía la cabeza de la última constelación escondida.

-Quedan solo doce, espero no se sientan muy solos.- sonrió LDE haciendo rodar por los suelos lo que en algún momento formó parte del cuerpo de Hydra.- Quizás es un sentimiento poco familiar para las grandes estrellas pero, la soledad es como la fugacidad de atención que nos hacían sentir algunos de ustedes, como podrán comprender.  

Las doce constelaciones se mantenían aparentemente firmes en sus tronos, aunque les era imposible esconder el asco que sentían por cada palabra que escupía dicho sujeto. Era tan difícil aceptar la derrota pues, el orgullo que los mantenía aun de pie se iba desmoronando conforme LDE avanzaba hacia el altar donde se encontraban. 

-¿Qué es lo que buscas con exactitud?.- alzó la voz Sagitario imponente.- Aquello que deseabas no lo puedes conseguir matándonos.

-Es un hecho que ya acepte hace muchas décadas Su Majestad- escupió LDE.- Matarlos no esta en mis planes. 

-Es poco creíble viendo tus manos llenas de sangre ¿no crees?- intentó sonreír con amargura la antigua constelación.- Después de todo tu casería te guió hacia nosotros por alguna razón. 

LDE parecía estar buscando en su retorcida cabeza una respuesta que terminara matando los ánimos de aquellas constelaciones. Sin embargo, se detuvo para dar una respuesta aun peor. 

-¿Me creería su majestad que aquello que he venido a buscar, es mi muerte? 

La constelación de Aries se puso de pie impulsivamente y levanto la mirada. Se podía apreciar un rostro afligido y enfurecido, tenía los ojos hinchados de tanto llorar a causa de los crueles asesinatos que venía presenciando, la impotencia de Aries comenzó a abrumar  e invadir el gran palacio con un aura de resentimiento y dolor. Las emociones se comenzaron a volver confusas para todos los presentes, pasaban de la más profunda conmoción a la irritable desesperación. 

LDE parecía incluso mostrarse temeroso por primera vez en décadas. Después de todo, una cosa era fantasear con degollar  a una constelación y otra cosa era estar de pie frente a la majestuosidad y esplendor de la ira de Aries. 

-Creo que ya encontré a mi verdugo.- celebró LDE en voz baja. 

-Ojala existiera algo más cruel que el infierno para seres como tú.- escupió Aries con la voz ronca.- Matarte sería un premio para todo el dolor que has causado. 

LDE se hinco de rodillas en señal de burla ante los doce y les dedico una sonrisa psicópata que les puso los nervios de punta. Sagitario intentaba entender qué ganaba con morir, todo lo que hacía tenía un propósito escondido pero, ¿la muerte? no había nada que pudiera hacer después de ella. Tampoco parecía verse arrepentido.


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