Capítulo 1

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Ariadne esperaba abrumada en la puerta del gran salón del consejo, no era la primera vez que se reunían en ese mes, pero ver los rostros imponentes de los políticos y ministros más importantes de Sirey siempre le generaba cierto temor. Le temía a las miradas que podían analizar hasta el más pequeño detalle de quien tenían al frente y ella siendo una persona bastante expresiva fallaba al ocultar lo que sentía. Habían unos pocos rostros que le eran familiares y ello debería consolarle al menos un poco, pero la seriedad del lugar le quitaba a sus conocidos la cercanía que tenían, se mostraban siempre distantes o demasiado formales.

De un momento a otro una sonrisa cálida iluminó su rostro, se acercaba al salón de consejo Louise Mary con un hermoso traje azul clásico de Sirey y su sonrisa tan sofisticada. Louise se acercó para saludarla con un beso en la mejilla rompiendo el protocolo formal de reverencia, cosa que la asustó un poco por el qué dirían de ella, puesto que en los últimos meses no había sido precisamente la ministra favorita. La presencia de la prensa también la estaba alterando, pero no pudo evitar recibirle afectivamente.

-Sabía que el azul era tu color.

-Shh, nadie quiere saber que me queda la ropa de una adolescente.- le reclamó Louise.

A pesar de la diferencia de edad entre ellas dos, habían llegado a compartir ropa varias veces, principalmente porque Ariadne insistía en que cada prenda nueva que obtenía le quedaría mil veces mejor a ella. Aunque con el tiempo Louise comenzó a entender que era una excusa para no acumular tanta ropa formal en su closet.

-No creo que se den cuenta, lo luces como si hubiera sido hecho a tu medida- rió Ariadne tapándose la boca con delicadeza para no despertar la curiosidad del resto. La verdad es que le daba algo de envidia que Louise a sus 25 años luciera tan bien una prenda encargada para ella, pero al mismo tiempo le hacía sentir mejor pensar que a sus 18 años tenía un cuerpo ya bastante proporcionado como el de Louise. Le daba esperanzas de que en unos años fuera igual de deslumbrante como ella.

Louise ignoró su comentario y miró disimuladamente el interior del salón y soltó un suspiro algo cansada. Se le cayó un mechón de cabello rubio que arregló inmediatamente y volvió a enderezarse. Entendía perfectamente como habría de sentirse, enfrentarse tan continuamente a ese lugar debía ser la cosa más espeluznante. Si a ella con el simple protocolo de saludar a los recién llegados se le ponía los pelos de punta, no imaginaba cómo habría de ser debatir y conversar con ellos. Los ojos marrones de Louise denotaban temor y preocupación, dos emociones que últimamente reinaban en el castillo Sagitta.

Ariadne la tomó de las manos con delicadeza a lo que Louise le respondió con una de sus cálidas sonrisas. El reconfortante momento fue interrumpido por el sonido de las cámaras, pues al parecer los reporteros se habrían dado cuenta del conmovedor momento que estaban armando. Louise disgustada soltó a Ariadne y dio una pequeña reverencia, no sabía si era su manera de disculparse o había decidido continuar con el protocolo.

-Su alteza, con su permiso.- La voz de Louise sonó más distante y fría.

-Ministra- se inclinó Ariadne con amargura. Había veces que odiaba a la prensa.

Vio a Louise alejarse tras las lujosas puertas mientras los reporteros se acercaban a la valla protectora, un joven fotógrafo de cabello negros había intentado pasar por debajo de ella y fue donde el cuerpo de seguridad de la realeza se acerco para intervenir. Debía reconocer que a veces la manera brusca en la que se intentaban hacer cargo de ciertas situaciones dejaba mucho que desear, pero tampoco podía ser muy dura con su crítica puesto que precisamente su entrenamiento había sido formado para eso. Elias Darley quien había sido responsable de formar el fuerte carácter de sus seguidores, dio entrada en escena en ese preciso momento, solicitando a los reporteros que se mantuviera un paso atrás de la valla protectora.

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