Louise
Finalizado el discurso de Édgar, Louise se disponía a acercarse a él para interceptarlo lo más pronto posible antes de que cualquier parlamentario pudiera hacerlo. Sin embargo, la cabellera pelirroja de un presente le llamó la atención.
-No sabía que la familia Hyde había sido invitada a esta reunión.- reconoció Louise con desconfianza en su voz.
La ministra Madeleine Clarín la miró de reojo y sin moverse de su recta posición le respondió:
-A los nobles les gusta auto invitarse ¿Qué podemos hacer? ¿Cerrarles las puertas? El rey ya se encuentra en una posición muy delicada como para que continúe ganando oponentes políticos.
-Si me lo pregunta me parece muy cobarde y desleal que precisamente los Hyde intenten mostrar imparcialidad.
-Eso lo dices desde tu parcialidad y simpatía a la corona querida Louise.
-Pues yo al igual que ellos, les debo mucho.
Madeline Clarín volvió su mirada al conmovido congreso que dividido en partidos murmuraban y debatían internamente acerca del discurso. Parecía haber perdido interés en la conversación con su viceministra. Si bien nunca había mostrado un atisbo de deslealtad hacía Édgar o su padre, Louise sabía firmemente que dado su título de ministra de relaciones exteriores su análisis del panorama era más complejo, mientras el Parlamento era una subida y bajada de emociones en Sirey, ella pensaba en los daños a grande y pequeños rasgos de manera internacional. La diferencia de pensamiento con su compañera de trabajo era en muchos casos abismal.
Louise sentía la tensión en el aire y aprovechó el descanso de los congresistas y decidió realizar su trabajo; relacionarse.
-Se precavida.- le recordó Madeleine conociendo sus intenciones.- Y si tienes alguna noticia de mi interés házmelo saber.
La ministra muy pocas veces la miraba a los ojos cuando se dirigía a ella pues, siempre estaba distraída en sus pensamientos y el contacto humano desordenaba sus ideas. Era lo mejor. Los gélidos ojos negros protegidos por unos lentes rojos en combinación de la larga cabellera del mismo color le daban a la ministra un semblante oscuro cuando estaba pensativa, para nada parecido al que lucía cuando hacía su trabajo. La dualidad con la que manejaba esa mujer resultaba abrumadora.
-Así será.
Louise ya había pensando en un su primer objetivo.
El vestido verde esmeralda que llevaba puesto ese día la ayudaba a resaltar dentro de la sala, pero no lo demasiado como para opacar la elegancia y belleza de la gran sala del Parlamento.
Las decoraciones de flores doradas lucían imponentes alrededor de todo el empapelado del gran salón. Las mesas de los cien parlamentarios eran divididos en la fila setenta por una serie de escalones haciendo una elevación para diferenciar la Cámara de las Auroras, los lugares reservados a los treinta senadores.
Busco rápidamente la cabellera pelirroja que antes había visualizado, conocía que los Hyde debían estar conversando animosamente con el senador Maximilian, un señor de cincuenta años más unos miles de años de experiencia en su profesión. Un hombre recto y muy difícil de convencer, con un don de la palabra insuperable y un número de amigos reducido, incluso el más brillante de sus opositores reconocía sus dotes en la dialéctica y le guardaban respeto.
Tal como había predicho encontró al caballero conversar en tono disgustado con el marqués Christopher Hyde. Un hombre corpulento y sonriente. Dicho dúo era un contraste interesante.
Mientras Christopher Hyde llevaba un traje blanco característico de su familia, el senador Maximilian llevaba uno azul marino que reflejaba en el pecho el escudo de Sirey. El contraste era notorio a simple vista. La marina de guerra de Sirey y el Ejército de Sirey. La razón por la que estos dos hombres congeniaban tan bien era porque reconocían el arduo trabajo del otro durante el terrorismo en el país. Una época oscura que junto y separó a muchos.
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Sirey
Science FictionEn las sombras de la misteriosa desaparición del venerado rey de Sirey, el reino se sumerge en una vorágine de incertidumbre. Edgar, el primogénito destinado a heredar el trono, se enfrenta a la desafiante tarea de mantener la cohesión del parlament...