Para cuando llegaron el museo de Lyene se encontraba en reparaciones. La imponente estructura de mármol blanco y decoración extravagante yacía sin movimiento con el único sonido escandaloso y ordenado de las aguas cayendo constantemente. La plaza de la entrada principal estaba rodeada por árboles de sauce llorón que dejaban caer pequeñas gotas de rocío hacia un pequeño canal de agua que conducía el agua al centro del lugar donde se encontraba erguida la majestuosa lágrima de pantera. Una estructura de cristal la mantenía flotando y fluyendo constantemente. Alrededor de ella había tres marcas de piedra circulares donde se dejaba caer de vez en cuando unas gotas de la lágrima. Inscrito en una losa de mármol se veía el nombre del patrimonio: "Lágrima de pantera, el ojo que llora"
Embelesada por el silencio y la quietud del lugar Ariadne no pudo hacer más que esperar a que Lucille lograra convencer a uno de los guardias del museo que se les permitiera la entrada.
-Da un poco de miedo.- soltó Piero quien como ella se encontraba distraída con el paisaje.
-Debe ser porque está desolado.- Amber miraba con cierta indiferencia el lugar, muy apartada del mundo de ensoñación en el que habían entrado el resto.
-¿Qué tipo de reparaciones necesitaría el lugar? Yo veo que todo está bien.- pensó Ariadne en voz alta.
La princesa se dió la vuelta hacia donde estaba su prima y supo que había logrado su cometido pues pudo ver cómo le entregaban cautelosamente las llaves del lugar.
-Parece que tendremos un tour exclusivo.- sonrió Amber.
-¿Alguien ha visto a Liam? Pensé que estaba detrás de nosotros cuando salimos de la camioneta.- Piero había estado la mayor parte del camino hacia el museo inquieto por la presencia de Liam, se revolvía en su asiento y le lanzaba miradas llenas de desconfianza. Sin embargo, ahora parecía preocupado por su ausencia.
-Me pidió permiso para realizar unos encargos que mi hermano le solicitó cerca de aquí. Regresara lo más pronto posible- Ariadne conocía de antemano que no había ninguna agencia gubernamental cercana al museo. Este había sido ubicado lo más lejos de la ciudad que tenía permitido. Sólo había bosque y casas que eran alquiladas para acampar.
Si sus sospechas iban al lugar correcto, debía haber salido en busca del hombre encapuchado. Ariadne no lo pensaba detener pues tenía sus propias razones para querer saber de quién se trataba.
Lucille regresaba victoriosa con una amplia sonrisa en el rostro.
-Tenemos un límite de dos horas para ver las instalaciones. No podremos entrar al ala oeste, es una lástima. Es la más antigua y una de mis favoritas.
En la sala oeste del museo se encontraban las catacumbas de Lyene. Una zona amplia y algo tenebrosa que precisaba de un guía para no perderse en los laberínticos pasillos. Lucille había encontrado cierta inspiración artística en aquel sombrío lugar que la princesa estaba feliz de no visitar.
-¿Esperaremos a tu perro guardian?
Ariadne seguía ofendiendose por la manera despectiva en la que seguía dirigiéndose hacía Liam.
-Mientras más pronto empecemos podremos ver más acerca de las remodelaciones de las que me hablabas.
Lucille con ese brillo tan característico en sus ojos comenzó a relatar la historia de la fundación de aquel museo. Piero y Amber miraban intrigados a su guía, tal vez por la manera tan efusiva con la que cada palabra detonaba pasión. Parecía ser una con el lugar.
Sus cabellos negros brillaban a la par que el agua del lugar resaltaba su figura como si se tratara de una sirena.
Ariadne envidiaba la energía que transmitía su prima. La gente veía en ella alguien divertida y más cercana a la gente de lo que a ella se le permitiría jamás.
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Sirey
Science FictionEn las sombras de la misteriosa desaparición del venerado rey de Sirey, el reino se sumerge en una vorágine de incertidumbre. Edgar, el primogénito destinado a heredar el trono, se enfrenta a la desafiante tarea de mantener la cohesión del parlament...