Jack
En cuestión de segundos, aquella monstruosidad los alcanzó. No caminaba, no corría, sino que flotaba como una sombra grotesca empujada por el viento, deslizándose tras el vehículo con una velocidad inquietante. Jack escuchó un sonido hueco golpear violentamente el techo del auto, como si algo enorme y pesado hubiese caído sobre ellos. El impacto hizo que Jack se estremeciera y Nick frenara de golpe, provocando que el niño se estrellara contra el asiento delantero antes de caer, desesperado, al suelo del auto. Lágrimas brotaban de sus ojos sin control, mientras se acurrucaba, buscando protección en aquel espacio tan reducido. Su respiración era errática, un eco de su miedo.
-Quédate ahí.-murmuró Nick saliendo del auto y con la mirada totalmente aterrada.
Con un rápido movimiento, Nick cerró la puerta con fuerza, pero aquel ruido no sirvió de nada para sofocar los golpes que resonaban a su alrededor. Jack cerró los ojos con fuerza, como si al hacerlo pudiera bloquear todo lo que ocurría afuera. Los golpes en el auto continuaban, acompañados por el sonido de piedras cayendo y un extraño chapoteo que le erizó la piel.
Los tentáculos, o lo que fueran esas cosas, golpeaban el exterior del auto, provocando que Jack ahogara pequeños gritos en su garganta. Cada golpe hacía que el auto se sacudiera levemente, como si aquella cosa intentara envolverlo. Entre los golpeteos, Jack escuchaba la respiración entrecortada de Nick mientras forcejeaba con algo mucho más fuerte de lo que jamás había enfrentado. Sabía que Nick estaba lanzando piedras —lo escuchaba—, pero las piedras parecían rebotar contra el ser con un impacto apenas suficiente para ahuyentarlo.
Entonces, un sonido gutural y terrorífico llenó el aire: un chillido ahogado, como si proviniera de una garganta que no debería existir. Jack sintió un escalofrío que recorrió su espalda hasta llegar a su nuca. Algo dentro de él le decía que no debía abrir los ojos, que si lo hacía, esa cosa entraría en su mente, en sus sueños, y nunca podría escapar de ella.
Finalmente, tras unos minutos que se sintieron eternos, la puerta del auto se abrió bruscamente y Nick se arrojó dentro. Cerró la puerta con rapidez, el pánico en sus ojos no se podía ocultar mientras se apresuraba a encender el auto nuevamente.
-¿Estás bien?.-murmuró Jack aun acostado en el suelo del auto y con lágrimas cayendo por sus mejillas.
-Tenemos que irnos, siéntate.- la voz de Nick sonaba áspera, agotada.
Jack obedeció y sorbiendose los mocos se puso el cinturón para que Nick volviera a encender el auto y avanzará a una velocidad totalmente ilegal.
Conforme se iban alejando Jack sintió una pequeña calma pues la sensación de estar siendo perseguidos desaparecía conforme corrían por la carretera.
Jack intentó calmarse, pero el recuerdo de la criatura no lo dejaba tranquilo. Había algo extraño en la manera en que se movía aquella cosa. No caminaba ni corría, pero flotaba, como si el viento mismo la impulsara. Su figura era retorcida, como si su cuerpo hubiese sido arrancado y dejado a medio terminar. Donde debía estar su abdomen, brotaban tentáculos y arterias que se estiraban en todas direcciones, palpando como si buscaran algo a ciegas. Esos tentáculos no tenían soporte en el suelo, y cuando el viento aumentaba, la cosa se movía con más rapidez, casi como si fuera una extensión del aire. Jack también recordaba algo más: esos ojos... tantos ojos esparcidos sobre su rostro. Aunque los había visto brevemente, no podía olvidar cómo esos ojos múltiples parecían estar vivos por separado, observando todo al mismo tiempo, llenos de una hambre insaciable.
Nick comenzó a bajar ligeramente la velocidad cuando el sol ya había caído totalmente y unas densas nubes comenzaron a reemplazar el brillo amarillento del sol.
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Sirey
Science FictionEn las sombras de la misteriosa desaparición del venerado rey de Sirey, el reino se sumerge en una vorágine de incertidumbre. Edgar, el primogénito destinado a heredar el trono, se enfrenta a la desafiante tarea de mantener la cohesión del parlament...