Capítulo 24

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Inútilmente, Ariadne y Neskin intentaban empujar la roca que se había desplazado, bloqueando la salida de las ruinas en las catacumbas del museo de Lyene.

Nick, Veronica y Jin habían hecho un gran esfuerzo por intentar removerla anteriormente, pero ni ellos que poseían la fuerza de la tierra, lograron tan siquiera mover un poco aquella pesada roca.

-No vamos a lograr mover nada, será mejor que avancemos a ver si encontramos otra salida.-sugirió Liam inspeccionando por delante los muros de piedra que los rodeaban.-Las piedras se ven resistentes es muy poco probable que haya un derrumbe. Aquí no alcanza la señal, si no encontramos otra salida volvemos para intentar remover la piedra de nuevo.

Ariadne miró de reojo a los gemelos que se posicionaron uno a cada lado de Liam y continuaron caminando al mismo ritmo que él.

Neskin por su parte, soltó un suspiro y les siguió, dejándole a ella última en la fila junto a Nick.

-¿Cómo es que siempre se meten en problemas en este museo? .-preguntó Nick posicionándose al lado de Ariadne para resguardarla.

Ariadne forzó una sonrisa, pero sus ojos recorrieron el oscuro pasillo delante de ellos.

-No lo sé. Pareciera como si algo quisiera que nos quedemos aquí atrapados.-musitó Ariadne.

Lo dijo en tono irónico, pero no podía apartar la creciente opresión que le tensaba el pecho. Desde que había cruzado el umbral de aquel museo, algo en el aire había cambiado, pesado y denso, como el susurro de un mal sueño a punto de revivir. Se sentía encerrada, y no solo porque estaban bajo tierra. Una sensación familiar, parecida a la que la despertaba en medio de la noche, jadeante, tras una de sus pesadillas.

Cada paso que daba era un esfuerzo. El suelo de piedra bajo sus pies parecía moverse, hundiéndola en una arena invisible. Había algo extraño en la manera en que el suelo se inclinaba o cómo las piedras estaban colocadas, como si el museo mismo quisiera que tropezara. Los dedos de Ariadne rozaban las paredes angostas, buscando un punto de apoyo, pero era Nick quien la mantenía firme, tomándola del brazo cada vez que trastabillaba. A cada sacudida, el rostro de Liam se giraba hacia ellos, desaprobando en silencio sus torpes pasos.

-Ese no te deja pasar ni una.-murmuró Nick.

Liam siguió caminando al frente, su figura era firme entre las sombras que proyectaban las antorchas de las catacumbas. El ambiente era cada vez más cerrado. Los muros parecían acercarse, oprimiendo el aire entre ellos. El eco de sus pasos era devorado por la quietud, como si las paredes se tragaran cualquier sonido que intentara romper el silencio.

De repente, Neskin se adelantó, frenando a Liam con una mano firme en su brazo.

-Estamos dirigiéndonos al centro de los Pantera, Liam.-protestó Neskin

Liam no se molestó en responderle con palabras. Su mirada helada fue suficiente. Se apartó con un brusco movimiento, evitando el contacto.

-En el centro hay guías para turistas y una salida.-recordó Ariadne. Su mente repasaba las veces que había estado allí antes, paseando por las galerías bajo la luz del sol, no en las profundidades oscuras y asfixiantes de las catacumbas.

El apoyo a Liam fue suficiente para que Neskin se girará para verla con desprecio, una rápida pero significativa mirada que incluso Nick notó pues, soltó una pequeña risa que se sentía fuera de lugar.

-No le hagas caso. No le gusta no tener la razón.-susurró cerca del oído de Ariadne.

Cómo a cualquier persona y no por eso, todas se comportaban de manera tan desagradable, pensó Ariadne, mientras observaba las sombras de los gemelos moverse frente a ellos. Sus pasos eran precisos, casi indiferentes, como si el ambiente opresivo no les afectará en absoluto. Ella, en cambio, sentía el aire más denso, más frío, a medida que avanzaban hacia el centro de los Pantera.

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