36: Watch it all fall down.

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Fingir que el viaje hasta Estados Unidos no había sido un infierno sería mentir en grande, cuando subí al avión no pude seguir ignorando lo obvio y la sensación de que todo estaba perdido para mí se hizo inminente, Charles intento calmarme durante el vuelo, incluyendo todas las tácticas que en su cabeza debieron funcionar, pero nada de eso ayudó.

El equipo había sido claro en lo prescindible que era para ellos, y por mucho que mi ego estuviera herido, tenía que aprender a aceptar las realidades, nadie es necesario en su lugar de trabajo y de haber muerto en el accidente a RedBull le tomaría una semana encontrar alguien que subiera a mi auto.

— Si sigues llorando, llamaré a alguien para darte sedante de caballo — Me amenaza Charles una vez nos detenemos frente a nuestro hotel.

Austin era caliente, soleado y yo estaba profundamente deprimida, lo único positivo era que el sudor camuflaría las lágrimas que ocultaban mis lentes oscuros, cortesía de George, no quería bajarme del auto y pasar frente a todos los fans, sabía que harían preguntas que yo no puedo responder.

— No voy a quejarme si me sedas, bebé — Intento sonar graciosa, pero yo no soy más que una simple masa llorona.

Charles baja del auto para luego ayudarme a bajarme a mí y juntos caminamos hacia los fans que nos esperan, evito quitarme las gafas o quedarme el tiempo suficiente con una misma persona para que no tengan oportunidad de hacer más preguntas de las necesarias, pero aun así intento darles lo mejor de mí a todos.

No nos toma demasiado tiempo hacer el check-In en nuestras respectivas habitaciones, cuando caminamos hacia el ascensor Charles recibe una llamada y debe irse de emergencia al circuito con su equipo, por lo que me veo forzada a llegar a mi habitación sola.

El tiempo en soledad nunca había sido un problema para mí, pero ahora la soledad se traduce a pensar, el ascensor me deja en uno de los últimos niveles y algunas puertas más tarde me adentro al bonito lugar, debo avisarle al equipo que ya estoy instalada, pero prefiero acostarme en la cama de cara al colchón y gritar.

Mi vida no se acabaría con la fórmula 1, seguía teniendo una carrera universitaria, una relación exitosa, la posibilidad de construir una carrera en la música y probablemente la posibilidad de no ser más que una bonita princesa mantenida en su castillo en Monaco.

Pero esa no era mi vida, había luchado por tantos años por estar donde estaba, me entrené y lo sacrifique todo para estar en la cima, perderlo todo por un accidente que no había sido mi culpa, me parecía demasiado injusto por parte de la vida misma, ¿no se habrá cansado ya de hacerme infeliz cada vez que tenía oportunidad de éxito?

Mi teléfono suena de fondo y me arrastro hasta mi bolso de mano para sacarlo y contestar la llamada antes de volver a mi posición anterior, no recuerdo haber mirado el contacto, pero dado que solo los conocidos tienen mi número personal no debe ser nadie extraño.

— ¿Lux? — La voz de mi padre casi me hacía llorar de nuevo, luego de que fui dada de alta en Japón no había visto a Seb y lo extrañaba con mis huesos.

— Sebah — Mi voz suena débil, mi primer instinto es querer correr hasta su habitación de hotel.

— ¿Me explicas que es esa mierda de que tu equipo te consiguió un jodido reemplazo? — El quejido que suelto resuena en el fondo de la llamada.

Esa era una verdad que no quería admitirme, porque era más dolorosa que cierta.

— No lo conozco papá, tampoco me han notificado nada — No quiero hablar de esto, prefiero que hablemos de unicornios, no existen y son lindos.

— Una mierda, voy a reventar a Helmut contra el auto a ver si a alguien dentro de ese equipo le conectan las neuronas — Uno creería que el padre violento es Toto, pero en realidad tiende a ser el padre que calma las aguas.

Live Like You Race - F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora