àŒ’Inicio de ArcoàŒ’- 𝑬𝒍 𝑶𝒓𝒇𝒂𝒏𝒂𝒕𝒐.

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Lluvia.
Amaba los días lluviosos, amaba jugar con su hermano y su hermana pequeña en los charcos que se formaban en la calle dónde vivían. Aunque eso conllevará ser regañada por su madre cuándo la pequeña emma enfermaba.

Pero, hoy no le emocionaba la lluvia. Talvez sería porque no estaba en su casa?
Se encontraba frente a un gran edificio, siendo llevada de la mano por un hombre de traje. Pasaban muchas cosas por su mente, sentía tantas emociones a la vez que creía que en cualquier momento perdería la conciencia.

Angustia

Esa horrible sensación.

Ya la había sentido antes, y era usual sentirla cuándo la alejaban de sus hermanos, aunque principalmente de izana. Sentía que si no estaba allí con él, algo podría sucederle.
Y si algo le sucedía.. no podría contenerse.

Estaba tan perdida en sus pensamientos que no notó cuándo ya habían ingresado en el enorme edificio, que por su aspecto, le resultaba algo inquietante.

Alguien le hablaba, una mujer.

No la conocía, y tampoco quería hacerlo, simplemente quería que le devolvieran a su hermano.

Se limitó a asentir, su rostro sombrío era algo extraño, los adultos de la sala parecían preocupados por la expresión de la niña, pero cuándo le preguntaban, ella no respondía, por lo que no insistieron mucho más.

Tenía unas inmensas ganas de llorar, de correr, de golpear algo. Cualquier cosa que la logrará tranquilizar aunque sea un poco.
Pero no podía..

No allí, frente a todos esos extraños, quienes la llevaban a su "habitación", aunque nunca consideraría ese lugar de esa forma.
El cuarto estaba vacío, no era ni tan grande ni tan pequeño, había el suficiente espacio para dos literas y unas mesas de noche.

Apenas puso un pie dentro de la habitación y una enorme sensación de soledad y frío la abrazaron. Tembló un poco, pero igualmente se adentró.

Aquellos adultos le dijeron unas cuantas cosas más y se retiraron sin decir más.

Aquellos adultos le dijeron unas cuantas cosas más y se retiraron sin decir más

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Arrepentimiento

Se sentía una cobarde.

Aunque intentó hablar, las palabras no salían de su boca. Tenía tantas preguntas, pero no logró formular nada, ni un pequeño sonido.

Aquellas personas de aspecto formal se habían retirado hace unos minutos, o quizás horas. No lo sabía, su mente estaba pensando en tantas cosas que no había notado que la lluvia se había convertido en una tormenta.
Parecía que el clima la acompañaba, y aunque sonará raro, se sintió un poco mejor.

Miraba por la ventana, desde su supuesta "cama", una de las literas de abajo. La luz se había ido al parecer, ya que intentó encenderla y no cedió, pero no le daba miedo.
La oscuridad nunca le causó temor, ya que estaba acompañada de.....

•𝘈𝘛𝘌𝘕𝘌𝘈• - 𝚕𝚊 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora