𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑢𝑛𝑜

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-"Inupi, otra vez te dejaron a cargo?"- se expresó la mujer, con ligero enojo en su voz.

No era la primera vez que encontraba al adolescente solo a cargo del taller de Shinichiro.

-"Sí.. Nakama-san"- el chico asíntió a su pregunta y se acercó a ella.

Un suspiro salió de ella -"bueno, a lo que venía.."- entró con una motocicleta al taller.
-"Sabés dónde está Sano? Necesito dejarle-"

Un grito se oyó y la peliblanca no pudo terminar su frase.

Parece que provenía de la parte trasera del taller, no pensaba darle importancia hasta que escuchó la voz de su hermano.

-"CÁLLATE!!"-

en ese mismo instante dejó de lado la motocicleta.

-"inupi, quédate aquí."- ordenó la de tez canela, y rápidamente se dirigió al lugar de dónde provenía la discusión.




-"PORQUÉ?? PORQUÉ MENTISTE?-"

Se podía apreciar a un Izana furioso, acompañado del mayor de los Sano en completo silencio.

-"TÚ LO SABÍAS, SABÍAS QUE NO SOMOS HERMANOS DE SANGRE, PORQUÉ?"-

-"y eso que más da, izana?"-

Y con eso, el menor de los kurokawa estalló en lágrimas.

Esté mismo se abalanzó sobre el Sano, atinando vários golpes a su rostro.

Aunque a la albina no le disgustaba la escena, intervino. Sostuvo el puño de su hermano, quién levantó la mirada y cuándo hizo contacto con ella, su llanto se intensificó. Y cómo si fuera un niño, se aferró a su hermana mayor.

La mayor solo atinó a envolverlo entre sus brazos, dejando que él Sano pudiera liberarse. Sin antes ganarse una profunda mirada de odio en su máximo esplendor de parte de la Kurokawa.

 Sin antes ganarse una profunda mirada de odio en su máximo esplendor de parte de la Kurokawa

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-"Yo confíaba en él...."- murmuraba entre sollozos el albino, quién se aferraba con fuerza a su hermana.

-"Por qué tenía que aparecer en nuestras vidas? Estábamos bien solos, siempre lo estuvimos.."-

Luego de esa discusión, la mayor se llevó a su hermano a casa.

Y cómo todo hermano mayor, consoló al menor. Quién estaba agradecido de corazón con su hermana, y se lamentaba todas las veces en las que prefirió al Sano antes que a ella.

Y ahora lo entendía, su hermana siempre lo puso delante de todos, no importaba la situación ni quiénes se incluyeran.

Ni siquiera si la perjudicaba a ella, siempre lo ponía delante.

Y era algo que apreciaba más que nunca.

Desde ese día juró que nadie más se interpondrá entre ellos.

•𝘈𝘛𝘌𝘕𝘌𝘈• - 𝚕𝚊 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora