𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑠𝑖𝑒𝑡𝑒

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El rubio se encontraba en una conocida cafetería de Yokohama, el paisaje ligeramente nevado y la baja temperatura le daba la bienvenida al invierno, y próximamente, a la navidad

Habían pasado casi tres meses luego del Halloween sangriento, dónde fue la perdida del capitán de la primera división de la ToMan.

O eso creían todos.

Volviendo con Inui Seishu, quién pegó un pequeño salto al sentir un par de manos heladas posándose en sus mejillas, se volteó rápidamente, contemplando la silueta de aquella mujer albina que reconocería hasta kilómetros de distancia.

Ésta le regaló una de sus hermosas sonrisas que pocas personas eran las afortunadas de apreciar, pequeñas pero sinceras y únicas, Tal y cómo lo era ella. Lo que causó un pequeño brillo en los verdosos ojos del pálido muchacho, quién se escondió en su bufanda, desviando la mirada y echándole la culpa al frío en Japón.

La contraria solo río por lo bajo y se sentó frente a él, empezando por la clásica pero necesaria pregunta casual, Cómo estás?

Que era muy sencilla, pero ella era la que lo preguntaba, que aunque pareciera que nunca le importó nada, preguntas o acciones cómo esas eran las que demostraban el interés hacía la persona.

Cosa que siempre lograba llegar al corazón del Inui, quién siempre respondía; Bien, supongo. Usted?

Tan frío y cortante, igual que ella. Tal vez era por eso que congeniaban tan bien. Porque comprendían la forma de expresarse del otro.

Pero a su vez, tenía la dicha de preguntar por ella, y cómo se encontraba.

Aunque supiera que nunca recibiría la verdad.

Era también su forma de demostrar cariño e interés.

Pequeñas acciones o palabras que eran tan comunes para todos, para las personas correctas que realmente sabían lo que había detrás de una simple pregunta, que sabían el aprecio que llevaba sobre esa misma.

Significaba mucho.

-"Bastante bien, gracias por preguntar, Seishu."-

-"Ahora, que vamos a pedir?"-

-"Hasta que llegas, eh?, mucho tráfico?"- cuestionó burlona la fémina

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-"Hasta que llegas, eh?, mucho tráfico?"- cuestionó burlona la fémina.

-"No es de tu interés, querida Atenea"- respondió cierto pelinegro con un característico delineado. Siendo recibido por una mala mirada de parte del Inui.

-"Oh, esa no es forma de hablarle a tus mayores, Hajime"- bromeó la de tez canela.

-"Está bien, está bien, lo lamento... Señora Kurokawa."- le siguió el juego Kokonoi, sacando la lengua cuál víbora.

"señora?!"

-"Cómo sea, Don billetes, siéntate de una vez"- río ella.

El adicto al dinero le hizo caso, sentándose junto a Inui, quién le dió otra mala mirada.

•𝘈𝘛𝘌𝘕𝘌𝘈• - 𝚕𝚊 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora