-T/N Kurokawa, o más bien conocida entre los criminales cómo 𝑨𝒕𝒆𝒏𝒆𝒂. Conocida tanto por ser la hermana de El Rey, Izana Kurokawa y por sus propias habilidades individuales, siendo gracias a estás que mantuvo una buena reputación entre las pand...
Se sentía extraña, cómo si alguien la estuviera controlando, sentía que su cuerpo no era el suyo, que alguna clase de psicópata la estaba controlando.
Estaba conciente de lo que estaba haciendo, pero no podía controlar sus movimientos, su cuerpo ya no era el suyo.
Quería detenerse, que alguien la detuviera, pero nadie la podría ayudar, tampoco podía pedir auxilio, su boca estaba sellada, y las palabras se retenían en su garganta.
Estaba fuera de sí, sus puños se elevaban para caer de lleno en la cara del pobre chico que estaba debajo suyo, impactando en el centro de este y salpicando aquel líquido carmín que soltaba su magullado rostro.
Estaba irreconocible.
Ella lo había dejado irreconocible.
Marcas que le quedarían de por vida, solo por meterse con el niño equivocado.
Sentía que las venas se le habían marcado de forma exagerada, su rostro estaba sombrío, y sus nudillos estaban dañados.
En algún momento, quién la controlaba se detuvo, y ella se permitió soltar algunas pequeñas lágrimas por lo que había hecho. Pero su rostro seguía serio.
Que mierda acababa de hacer?
Realmente ella hizo eso?
Porque llegó a ese extremo?
Se preguntaba, había logrado levantar la mirada y observó a los otros 4 chicos en el suelo, con sus rostros repletos de aquel líquido espeso carmín, y algunas de sus extremidades rotas.
Fracturas.
Se sintió culpable, pero el sentimiento no duró mucho, cuándo se puso de pie cómo si nada, y casi sin remordimientos al recordar completamente lo sucedido hace apenas unos momentos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El pequeño pelinegro de ojos bicolor temblaba de miedo.
No la reconocía para nada.
Aquella era su hermana mayor?
Sintió cómo la sangrienta mano de la albina le acariciaba el cabello, y por un momento dejó de estar tan asustado.
La morena lo abrazo, acariciando la espalda del menor, quién temblaba ligeramente.
Ella había logrado recuperar el control.
-"lamento lo que tuviste que ver, kakucho". La mayor se separó un poco para verlo de frente. -"pero fue por tu bien, si?, yo nunca te haría daño". El menor dudo un poco, pero asintió, su hermana nunca le haría daño ni le mentiría, verdad?.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ambos actuaron como si nada hubiera pasado, la mayor de disculpó con el hitto, quién había estado pensando en la situación, pero llegó a la conclusión de que había sido lo mejor.
Ella lo había defendido, así que no tenía nada de malo.
Aquellos chicos siempre lo molestaban, eran 3 años mayor que él, por lo tanto más fuertes y altos.
Y él era un blanco fácil.
Pero ya no lo sería, su hermana se había encargado de eso, por lo que ya no lo molestarían.
Nadie se atrevía a meterse ni con él, ni con izana.
Y menos con Yumeko.
Ella los protegía a capa y espada, aunque pareciera una chica tranquila.
En el fondo..
Era todo lo contrario.
Solo que ella antes no era conciente.
Pero ahora sí.
Sabía el mounstro que podía llegar a ser.
Y se prometió a si misma, no dejarlo salir a menos que sea una situación de extrema necesidad.
No le gustaba la violencia, pero cuándo la hacía, no podía parar.
Su cuerpo dejaba de ser el suyo.
Y se convertía en una persona totalmente diferente.
Alguien quién parecía no tener sentimientos, ni nada parecido.
Similar a un cascarón con un enorme vacío dentro.
Ella temía caer allí, en aquel vacío, y no poder volver jamás.
Temía que sí seguía dejando salir a aquel mounstro, ella no podría volver.
Pero temía aún más que le arrebataran a sus personas más queridas.
Estaba decidida.
Se convertiría en aquel cascarón vacío, si eso significaba que su familia siga con vida, felices y sin ninguna preocupación.
Su meta era que ellos tuvieran una vida plena a toda costa.
Se encargaría personalmente de ello.
Aunque eso le costara su salud mental, física, y toda su persona.
Nadie les haría daño.
No mientras ella esté allí.
Y quién tenga el descaro de intentar hacerles algún tipo de daño, por más mínimo que sea o parezca.
No se encontraría con ella.
Claro que no.
Se encontraría con el mounstro que ella retenía.
Y de ser necesario, ella no tendría miedo de dejarlo salir
Si eso significaba protegerlos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.