𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑐𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜

170 28 0
                                    

Cómo bien es sabido, el tiempo pasa rápidamente, y cuándo menos lo esperamos, lo tan esperado ocurre.

Durante los últimos dos años, todos nos centramos en Tenjiku, dedicándole la mayor parte de nuestro tiempo.

Izana ya tenía 18, y obviamente había crecido demasiado. En todo menos en estatura, pero no es lo importante.

Todos habíamos crecido junto a él, y junto con nosotros, Nuestro reino también lo había hecho.

Pero bien es sabido que la fama no siempre atrae cosas buenas.

Junto con ella, bastantes traidores y espías vinieron con ellos, tratando de descifrar nuestras mayores debilidades.

Lamentablemente para ellos, fracasaron terriblemente.

Una y otra vez.

"Que idiotas"

Pensó la fémina, acompañando el comentario con una pequeña risa. Recordar cada uno de los rostros rencorosos y asustados de aquellas ratas al ser descubiertas era bastante divertido a su parecer.

La estupidez humana siempre le dió gracia.

Aunque, su risa fue detenida al apreciar una suave cabellera rubia bastante conocida la cuál vestía un uniforme de pandilla blanco.

"Black Dragon"

Se acercó al joven pandillero, quién se sobresaltó al sentir otro cuerpo abrazándolo por detrás.

-"Inupi, creí haberte dicho que no entraras en territorio ajeno, menos con ese uniforme."- le recordó la albina, envolviendo sus brazos en el torso del adolescente.

El mencionado permaneció en silencio luego de tragar saliva.

Los chicos que acompañaban al rubio observaron la escena, envidiando bastante a su capitán. Pues no todos los días eras abrazado por una mujer tan bella y peculiar. En el buen sentido de la palabra.

-"Qué sucedió? Creí que Black Dragon se había extinguido..."- apoyó su mentón sobre el hombro del chico.

El contrario intentó inútilmente separarse de la mujer, quién solo lo presionó más en su abrazo.

-"hay un nuevo líder.."- habló con nerviosismo y un ligero sonrojo en sus pómulos.

-"Oh.."- ella finalmente se separó lentamente, manteniéndose a su lado con un brazo rodeando los hombros del de ojos verdes.

-"Y? Se puede saber quién es?"- indagó la filipina.

-"Taiju Shiba, es ahora el jefe.."-

-"ese nombre se me hace bastante conocido.. no sé exactamente de dónde.."- murmuró pensativa, ganándose una mirada curiosa del chico, quién la abrazaba por la cintura mientras caminaban, siendo seguidos por los subordinados de Inui.

Caminaron unos metros en silencio, mientras ella lo dirigía hacía las afueras de Yokohama. No le gustaría que se meta en problemas.

-"Tú irás?"- preguntó Seishu.

-"a la pelea?"- el contrario asintió. -"Claro, tu irás?"- asintió nuevamente.

-"entonces, nos vemos en un rato! Y por favor ya no vengas sin avisar, tienes suerte de que no los encontraron los demás"-

-"Si, lo lamento."- se disculpo, para que segundos después la mayor desordenara su cabello con cariño.

-"No te preocupes. Que tengan buen viaje"- se despidió de todos, quiénes se subieron al metro para salir de la prefectura de Kanagawa hacía Tokio.

•𝘈𝘛𝘌𝘕𝘌𝘈• - 𝚕𝚊 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora