•𝘈𝘛𝘌𝘕𝘌𝘈• - 𝚕𝚊 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚊

༒𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹 𝗱𝗲𝗹 𝗮𝗿𝗰𝗼༒-𝙰𝚝𝚎𝚗𝚎𝚊

Otro disparo se oyó y una bala impacto en el antebrazo de Kisaki.

-"Eh?"- murmuró la multitud, pues más de uno creyó que sería el final del jefe de Tenjiku.

-"Mi Reina!"- pronunció alegre el pelirrojo sin lograr contenerse, observando la silueta de la fémina sobre la montaña de contenedores.

-"Reina??"- aún más murmullos se oyeron. Pues la mayoría reconocía ese rostro.

-"Ares."- se atrevió a nombrarlo más de uno de los reyes celestiales.

Su verdadera identidad había salido a la luz, su  corto cabello blanco, sus rasgos ahora se veían más femeninos, no vendó su busto, era claro de lo que se trataba.

Pues Atenea ya era una mujer de 23 años. No era para menos.

-"Hermana.."- murmuró kakucho con voz débil, tratando de recuperar el aliento.

-"No hables."- ordenó ella, acercándose a paso rápido.

Kisaki solo podía observar como ella volvía a arruinar sus planes. Pero no podía hacer nada.

Porqué siempre fue un cobarde para enfrentarla cara a cara.

La albina sostuvo en sus brazos a su hermano menor. Mientras que este se dedicaba a mirarla, pues sabía bien que ella se moría de la angustia a pesar de su frío rostro.

Las sirenas de la ambulancia se estaban acercando, ya se podían oír.

-"si que se tardaron"- pensó la pelirroja presente.

Junto con la ambulancia, otro motor se acercaba aún más rápido.

-"Kisaki!"- gritó Hanma, tomando a Kisaki y subiendolo a la motocicleta.

-"Están escapando?"-

-"eso parece"-.

-"Tsk, cobardes"- apretó los dientes Roxxane. Tenía unas ganas increíbles de hacer sufrir a esos dos. Solo por el hecho de darles problemas a su Reina.

-"Oe! Que mierda esperan?!"- Alzó la voz la albina, con su hermano aún en brazos.

Todos los presentes, de ambas pandillas por igual, se giraron hacía ella.

-"Váyanse antes de que lleguen, o acaso quieren terminar en prisión?, rápido váyanse!"-

Eso encendió algo dentro de todos, obviamente no deseaban ir a prisión.

Todos empezaron a correr del lugar. En sus motocicletas, escondiéndose o simplemente corriendo.

-"Ustedes también"- dijo ella. Los reyes celestiales se habían quedado.

-"No los abandonaremos"- Ran se colocó firme.

-"No era pregunta, Haitani. Luego los alcanzo, es una promesa."- ella sonrió. -"Lleven a Izana."- dió una última orden, antes de acercarse a la ambulancia con el Hitto en brazos.

Solo imploraba que su cuerpo haya soportado lo suficiente.

-"Atenea"- la llamó Roxxane en un inusual tono dudoso, titubeante. Impropio de ella.

-"Yo puedo sola, tu encárgate de ese niño antes de que yo lo haga con mis propias manos."- sin siquiera voltear a verla, la Filipina respondió decidida.

-"Entendido."- no había mucho que decir al respecto. Era bien sabido que Atenea odiaba perder el tiempo y dar demasiadas explicaciones.

Oraciones cortas y concisas. Directo al grano. Cómo quieran decirle.