𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑐𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜

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-"A ésto le llamas daños menores?!"- gritó furiosa la albina.

-"Déjala, hermana, podría haber sido mucho peor"- intentaba calmarla Kakucho.

La pelirroja simplemente se mantuvo en silencio, supo perfectamente que la había cagado. Aunque no del todo. Pero Atenea seguía teniendo un enorme aprecio por su hermana menor, por quién daría la vida si fuera necesario.

Era fácil de comprender su reacción a la fractura de la Sano.

-"Tienes razón.. cómo sea, me tengo que ir"- se contuvo una vez más, empujando todo su enojo hacía su interior. No deseaba descargarse con alguien que no tenía la culpa, pues bien sabía que aunque también Roxxane había hecho un buen trabajo, la culpa era de Kisaki.

Y de Izana.

Pero eso lo vería después.

...


Estacionó su motocicleta a unos pocos metros del hospital, quitó la llave y cerró el candado.

Colocó su casco en su brazo y comenzó a caminar hacía el lugar.

Aunque su expresión era seria, su mente era atormentada. Más de lo común.

Que se supone que diría al verla?

Hola! Soy tu hermana pero no de sangre, si, esa misma que debió dejarte a tu suerte con la idiota de tu madre.

O quizás ni siquiera me recuerde.

O tal vez me tenga rencor por abandonarla.

No tenía idea de cómo actuar o que decir, las gotas de sudor empezaban a caer por la cien, mis manos empezaron a temblar y sudar.

Me sentía una idiota por el simple hecho de siempre tener todo perfectamente planeado y controlado, ser capaz de sobrellevar cualquier situación de una forma calmada y calculadora.

Siempre y cuándo la situación no sea sentimental, pues todo en mí ser cambiaba.

Nunca fui la mejor para afrontar éstas situaciones, siempre fui de carácter sensible cuándo se trataba de mis seres queridos.

Es lo más tedioso del mundo.

En cierto punto de mi vida, llegué a pensar que  ellos me volvían débil. Ésto solo se confirmó cuándo a pesar de mis intentos nunca lograba separarme de ellos.

Y aunque a día de hoy todavía no lo logro, hace tiempo dejé de intentarlo.

Empezar a aceptar que mis debilidades aunque son tediosas, me hacen lo que soy.

Y me dan esa pequeña muestra de que todavía soy humana.

Que todavía no perdí mi esencia.

Que todavía no perdí mi humanidad.

Que todavía no perdí mi humanidad

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•𝘈𝘛𝘌𝘕𝘌𝘈• - 𝚕𝚊 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora