𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑡𝑟𝑒𝑠

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-"yo creo que ese está bien". Indicó la albina, señalando uno de los tantos tonos de verde que yume había colocado sobre la manta.

Estaban sentadas en el patio, otra vez, la pelinegra insistía en ir allí constantemente, y bueno, cómo negarse a ella?

-"se ve lindo, me gusta!". Dijo con entusiasmo la menor. Estaba eligiendo el color perfecto para pintar los tallos de unos tulipanes que había dibujado.

El ambiente era tan pacífico, que creía que podría dormirse en cualquier momento.
Se había recostado en aquella manta sobre el césped, mientras que escuchaba cómo su amiga hablaba sobre la pintura y otros temas.

El cielo estaba despejado, pero no hacía calor, había una ligera brisa que hacía danzar los largos y brillosos cabellos de Yumeko, quién lo llevaba suelto.

-"Ya está!, ese tono quedó perfecto!". La pequeña sonrió con alegría, contagiando a la albina, quién admiraba la bella pintura.

-"te quedó muy lindo, Yume". Habló con sinceridad la de ojos violetas.

La niña de ojos verdes extendió su sonrisa, abrazando a la más alta.

-"gracias!, vamos a mostrarle a izana-kun!". Dijo ella, tomando la pintura con delicadeza, ya que está seguía fresca.

La peliblanca asintió y siguió a su amiga, en busca de izana.

Se habían separado luego de unos minutos ya que esté no apareció, preocupando a la mayor, quién salió nuevamente al patio a buscarlo, está vez sola.

"Dónde se habrá metido?"

Pensó la morena, aunque sus dudas fueron calladas en ese mismo momento, ya que logro visibilizar a lo lejos a su hermano, junto a un niño.

"Que extraño, el no se junta con nadie."  Talvez al fin se habría hecho un amigo. Se acercó rápidamente a ellos, viendo cómo izana colocaba una mano sobre el hombro del pequeño pelinegro.

-"izana, aquí estabas, te estábamos buscando". Hablo la mayor, mirando a su hermano, para luego darle una mirada al pequeño, que ni bien escucho la voz de la chica, se escondió detrás de izana.

-"quién es él?". Preguntó la chica refiriéndose al niño.

Izana sonrió y colocó al chico frente a él, tomándolo por los hombros.

-"el es Hitto Kakucho, mi sirviente." El pequeño de la cicatriz al estár frente a la chica trató de esconder su rostro, ya que temia asustarla con su cicatriz.

-"un gusto, kakucho. Soy t/n, la hermana mayor de izana". Se presentó, el pequeño parecía sorprendido y su sorpresa aumentó cuándo la albina luego de eso, halagó su cicatriz, diciendo que se veía muy bien.
Sus palabras llegaron rápidamente al corazón del hitto, quién ahora tenía los ojos un poco cristalinos. Estaba tan feliz de poder rodearse de personas quiénes lo apreciaban tal y cómo era y se veía.

-"Allí están!, al fin los encuentro!". La voz de la pequeña yume apareció, se acercó rápidamente a los tres, con su pintura en manos. Notó al niño de la cicatriz enseguida, y le sonrió.

Kakucho no pudo evitar el pequeño sonrojo que apareció en sus pómulos al ver la sonrisa de la pequeña, quién había notado su cicatriz, más no dijo nada malo al respecto.

-"Oh, hola!!! Quién eres?". Saludó con su usual entusiasmo la pelinegra, mirando al chico con una de sus lindas sonrisas.

-"el es Kakucho, estará con nosotros de ahora en más". Respondió el albino, mirando a la de ojos verdes.

•𝘈𝘛𝘌𝘕𝘌𝘈• - 𝚕𝚊 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora