àŒ’Inicio de arcoàŒ’ -𝑵𝒖𝒆𝒗𝒂 𝑜𝒊𝒅𝒂

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El pandillero de cabellos negros estaba sostenido por sus dos amigos.

Se le veía realmente furioso.

-"Se suponía que los cuidarías! Que mierda hacen aquí?!". Gritó con rabia el muchacho.

La albina ya se estaba hartando de la situación, era necesario hacer tanto escándalo?

Además, quién se creía ese mango chupado para hablarle así?

Y levantarle la voz?

Una vena se había marcado en el cuello de la única fémina presente.

Y está solo se agrandó al escuchar pequeños sollozos casi inaudibles.

Miró sobre su hombro y sintió una fuerte punzada en el pecho al ver al pequeño kakucho escondido en su espalda, soltando pequeñas lágrimas.

Oh no

Ahora sí que estaba enojada.

Esté idiota había asustado a su hermanito con sus escandalosos gritos.

-"NO PIENSAS DECIR NADA?! QUE CLASE DE INFLUENCIA ERES PARA ELLOS? ERES UNA PÉSIMA HERMAN...." El Sano no logró terminar la frase que se había desplomado contra el suelo, tenía la marca de un puño en su rostro.

-"No eres el más indicado para decidir quién es buena influencia y quién no, Sano." Musitó con frialdad la de orbes violeta, que ahora estaban totalmente oscuros.

-es fácil hablar para tí, porque no te tienes que quedar allí

-si vuelves a levantarme la voz a mí, o a mis hermanos, ese puño no será ni el 5% de lo que recibirás de mí".

La de tez morena cargó al pequeño pelinegro con una mano, mientras que con la otra tomó la de izana y simplemente los alejó de allí. Dejando a los cuatro amigos solos, y con un herido, quién permaneció en silencio, con un hilo de sangre saliendo de su nariz.






-"que chica....." Fue lo único que dijo uno de ellos.

-"Wakasa!" Lo reprendió un moreno de gran estatura.







No había notado que ya estaba anocheciendo, y todavía no conseguían un lugar para dormir

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No había notado que ya estaba anocheciendo, y todavía no conseguían un lugar para dormir.

Estaba un poco frustrada, pero aún así mantuvo la calma y siguió caminando, con el bicolor en brazos, quién dormía plácidamente en el hombro de su hermana mayor.

Izana estaba bastante callado, desde que apareció Shinichiro que no había dicho ni una palabra.

Aunque por su expresión, parecía sentirse culpable de haber echo enojar a su hermano.

-"tranquilo, yo fuí la responsable de que escapemos de ahí". Eso pareció tranquilizar al menor, quién ahora había dejado de estar tenso.












•𝘈𝘛𝘌𝘕𝘌𝘈• - 𝚕𝚊 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora