𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑐𝑖𝑛𝑐𝑜

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"y este quién es?"

Pensó la albina, un muchacho de cabellos negros y de raro peinado se presentó.

-"bueno, los dejaré para que hablen tranquilos!". Musitó Mei-san, para luego retirarse de la sala, dejándonos a mi hermano y a mí solos con el chico.

Tomaba de la mano al menor, quién parecía confundido por la situación, ciertamente yo también.

Él se presentó como Sano Shinichiro, tenía 16 años y bla bla bla

Me irritaba un poco que no fuera directo.

-"Soy su hermano mayor!".

"QUÉ?

La albina abrió los ojos como platos, miró al Sano incrédula.

No puede ser.

El menor estaba muy emocionado, tanto que fue a abrazar al pelinegro con mucho entusiasmo.

El mayor le sonrió y luego miró a la albina, quién lo observaba con sospecha.

"No le creó nada." Pensó ella, pero antes de que pudiera hablar los ojos de su hermano la miraron, llenos de alegría.

-"Eso es genial! No crees, hermana?". Hablo con entusiasmo el menor, la felicidad se le notaba en la voz.

La mayor lo miró con una sonrisa, suavizando su expresión. Aunque quiso recriminarle muchas cosas al Sano, no pudo. Por lo que por el momento, no diría nada, cerró la boca y asintió, dejando más que contento al albino.

Y así cómo si nada, el chico se llevó a izana a pasear, también la había invitado, pero se negaba a ir con él.

Estaba molesta y preocupada, no sabía que hacer, y si no volvía? Y si se lastimaba? Y si él lo lastimaba?

Estuvo a punto de salir corriendo para buscarlo. Pero unas manos le jalaron la camisa suavemente.

-"izana-kun volverá pronto! No debes preocuparte, Nakama!" Al escuchar aquel apodo no pudo evitar suavizarse, los pequeños pelinegros la tomaron de las manos  fuertemente, guiando a la mayor al patio trasero.

-"izana-kun volverá pronto! No debes preocuparte, Nakama!" Al escuchar aquel apodo no pudo evitar suavizarse, los pequeños pelinegros la tomaron de las manos  fuertemente, guiando a la mayor al patio trasero

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La pelinegra se removió en su lugar, un poco inquieta, tratando de buscar la posición más cómoda posible.

Estaban tomando una siesta en la habitación de las chicas, había pasado un tiempo desde que izana se fue con aquel muchacho, no le daba buena espina, pero al ver a su hermano tan feliz decidió dejarlo ir.

Los ojos verdosos de Yume se abrieron lentamente, parpadeando suave, estaba bastante somnolienta pero aún así intentaba despertar.

Pero sus intentos no sirvieron de nada porqué cuándo se quiso sentar, los brazos del hitto la envolvieron nuevamente.

•𝘈𝘛𝘌𝘕𝘌𝘈• - 𝚕𝚊 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora