𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑡𝑟𝑒𝑠

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La morena suspiro cansada, se sentó en una de las bancas de la sala de descanso de los competidores y tomó un gran sorbo de agua.

El combate le estaba pasando factura, pero nada demasiado importante, cuándo llegará a casa se aseguraría de estirar correctamente.

Descansó unos minutos antes de colocarse el abrigo, guardar todas sus cosas y encaminarse de vuelta a su hogar.

Cuándo salió de aquella sala, se encontró con el pasillo hacía la salida y un furioso rostro de molestia.

Al parecer a alguien no le había hecho mucha gracia que una jovencita lo humillara de esa manera.

Sin embargo, ella simplemente pasó a su lado sin dirigirle la mirada, lo que bastó para que él contrario le enviara una mueca de claro desagrado.

Pero, cómo bien dice el dicho, perro que ladra no muerde.

Y a muchos les encantaba ladrar.

Llegó a la salida, le dió un asentimiento con la cabeza al guardia y este la dejó pasar.

Todo estaba demasiado oscuro, y éstos barrios no son lo más seguro que digamos.

Apresuró el paso, aunque su mayor temor ahora era que le quitaran el dinero que había ganado de la pelea.

Oh eso sí que no.

Con el dinero nadie se mete.

Solía tener este tipo de "pasatiempos" para ganar algo de dinero extra, si bien le iba bien en sus trabajos, a veces es bueno tener una suma extra.

Todo lo iba ahorrando. En caso de alguna emergencia o quién sabe que podría suceder.

Peleas, apuestas y a veces dealer.

Ojo, no vendía, solo la distribuía, pero nunca se atrevería a meterse de más en ese mundo.

Temía acabar cómo ellos.

Sólo lo hacía únicamente por el dinero, obviamente.

Quién no haría cualquier cosa por dinero?

Si bien antes lo sabía perfectamente, desde que empezó a ser la "responsable en la casa" supo el verdadero valor del dinero y todo lo que conlleva, ha estado leyendo varios libros de finanzas.

Nada es gratis en ésta miserable vida

Bueno, no tan miserable, hay cosas buenas después de todo.

Supongo.

Lo importante es apreciar los pequeños momentos de felicidad que te logran distraer de la constante desilusión que es la vida.

En qué momento me puse tan filosófica?

Cómo sea, lo único que sé es que tendría que empezar a correr.

Y así lo hizo, apresuró el paso, dando grandes zancadas que terminaron en una carrera a gran velocidad contra el hombre con gran intención de quitarle el dinero y hasta algo más quizás.

Corrió durante unos minutos, pero el contrario era persistente, tanto que colmó su poca paciencia, logrando llevarse un buen puñetazo en la nariz que lo dejó acostado en el frío suelo.

-"que molestia, no puedo descansar dos malditos segundos, eh."-

Ahora que ya no estaba siendo perseguida, dobló la esquina encontrándose con el departamento a pocos metros.

Suspiró cansada, éstos eran los momentos dónde deseaba con todas sus fuerzas simplemente desaparecer, se la paso todo el día estudiando, trabajando y para colmo cuando sale de la pelea un idiota la persigue.

•𝘈𝘛𝘌𝘕𝘌𝘈• - 𝚕𝚊 𝚍𝚒𝚘𝚜𝚊 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚐𝚞𝚎𝚛𝚛𝚊 𝚓𝚞𝚜𝚝𝚊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora