Prologo parte 1: El fin de un largo sueño

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Rita era una mujer de espíritu fuerte y corazón generoso. Había dedicado décadas de su vida al cuidado de su familia, especialmente a sus diez hijas, cada una con sus propias personalidades y sueños. Desde la mayor, Lori, hasta la más pequeña, Lily, cada una había llenado su hogar de risas, alegría y amor incondicional.

Recordaba con cariño cada etapa de la infancia de sus hijas, cada desafío superado juntas, cada logro celebrado. Pero también reflexionaba sobre los sacrificios que había hecho en el camino, los momentos de cansancio y las preocupaciones que venían con la responsabilidad de ser madre.

Sus pensamientos también se dirigían hacia su esposo, Lynn, su compañero de toda la vida. Juntos habían construido un hogar sólido y lleno de amor, pero Rita sabía que el camino no siempre había sido fácil. Habían atravesado momentos difíciles, enfrentado adversidades y superado obstáculos juntos, fortaleciendo su vínculo con cada desafío superado.

Sin saber que había olvidado algo realmente importante.

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Rita caminaba por los pasillos del supermercado con su lista de compras en mano, mientras el bullicio de los clientes y el sonido de los carros llenaban el aire. Era un día soleado, pero en su corazón sentía una ligera sombra de preocupación.

Había planeado hacer las compras en compañía de alguna de sus hijas, disfrutando de ese tiempo juntas mientras recorrían los pasillos y elegían los productos.

Sin embargo, sus ocupaciones y horarios distintos habían hecho imposible que ninguna de ellas pudiera acompañarla. Suspiró resignada, sabiendo que era una parte inevitable de la vida adulta de sus hijas, pero aun así echaba de menos esos momentos compartidos.

Mientras recogía los productos de su lista, un pensamiento la asaltó de repente. Había olvidado algo importante. Revisó mentalmente la lista una y otra vez, pero no lograba recordar qué era. Una sensación de inquietud comenzó a crecer en su pecho mientras intentaba recordar, pero nada venía a su mente.

Tal vez algo importante, algo que tenía tiempo abandonado en su memoria, quizás olvidó a alguno de sus...

Fue entonces cuando, al pasar por uno de los pasillos, un destello de reconocimiento surgió en su mente.

Rita: claro las barritas energéticas de Lynn Jr. si las vuelvo a olvidar alguien no va a estar feliz

Recordó que una de sus hijas, le había pedido específicamente que comprara unas barritas energéticas para su entrenamiento de fútbol. Se sintió aliviada al haber recordado lo que parecía haber olvidado. Dejando de lado ese sentimiento de incomodidad que había sentido antes.

Decidió terminar sus compras, sabiendo que ahora tenía todo lo necesario. Mientras caminaba hacia la caja registradora, se prometió a sí misma hacer un esfuerzo por encontrar tiempo para disfrutar de esos pequeños momentos con su familia, incluso en medio de las ocupaciones y responsabilidades diarias.

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Con múltiples bolsas llenas de productos en sus manos, Rita salió del supermercado y se encaminó hacia el pequeño parque cercano. El sol dorado del atardecer iluminaba el camino mientras se dirigía hacia su destino.

Al llegar al parque, buscó un banco bajo la sombra de un frondoso árbol y se sentó, colocando las bolsas a su lado. Observó a su alrededor, disfrutando del ambiente tranquilo y relajante del parque. Los niños jugaban en el área de juegos, las parejas paseaban tomadas de la mano y algunas personas hacían ejercicio en el sendero.

Recordando Al Hijo Olvidado (The Loud House)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora